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El discurso de Milei (5/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Dijo Milei, en el discurso del Foro Económico Mundial, que “buena parte de las ofertas políticas generalmente aceptadas en la mayoría de los países de occidente son variantes colectivistas.

“Ya sea que se declaren abiertamente comunistas, o socialistas, socialdemócratas, demócratas cristianos, neo keynesianos, progresistas, populistas, nacionalistas o globalistas. En el fondo no hay diferencias sustantivas: todas sostienen que el estado debe dirigir todos los aspectos de la vida de los individuos”.

Yo no diría que todas las variantes del colectivismo implican que el gobierno dirija todos los aspectos de la vida de los individuos, lo cual, por más que algunos lo pretendan (los hombres del sistema, como los llamó Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales), resulta imposible.

Pero lo que sí tienen en común todas las variantes del colectivismo (que habrá que llamar gobiernismo) es que, en mayor o menor medida, de una u otra manera, limitan injustamente el ejercicio de la libertad individual y el uso de la propiedad privada. Cito a Javier Marías: “Nuestros Estados exigen tener un grado de conocimiento de nuestras personas y vidas que es llanamente incompatible con la libertad. Saben cuánto y cómo ganamos y también cuánto y en qué gastamos; de ello nos sustraen un buen diezmo, inadecuada palabra para llegar a veces al 56%; saben dónde vivimos y trabajamos, nuestro teléfono, nuestras actividades, nuestros gustos; nos filman en muchos sitios y ahora lo harán asimismo en las calles; para cualquier transacción o negocio hemos de obtener su permiso, poner aquellos en su conocimiento; también si se trata de una donación o regalo; incluso saben más allá de nosotros, si a nuestra muerte dejaremos deudas o pingües herencias, y por su puesto se erigen en principales beneficiarios de las segundas. Y nosotros, dóciles, mansos, sin apenas pensamiento propio y sin rebeldía, nos dejamos imponer, investigar, avasallar, espiar. Lo sueños de Hitler y Stalin se han cumplido con creces, sólo que los doblegados ni siquiera creen estarlo, una operación perfecta”.

Tal vez las distintas variantes del gobiernismo no pretendan dirigir todos los aspectos de la vida de las personas, pero si lo que escribe Marías es cierto (y una muestra de ello son los impuestos que gravan directamente los ingresos, como el ISR en México), tenemos al Gobierno metido hasta la cocina (¿con la intención de invadir toda la casa?).

Frente al gobiernismo y sus variantes, Milei propone el libertarismo. Al respecto cita a Alberto Benegas Lynch (h): “El libertarismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los individuos; cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social; donde solo se puede ser exitoso sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad o mejor precio”, siendo éste, dice Milei, el modelo que proponemos para Argentina, “basado en los principios fundamentales del libertarismo: la defensa de la vida, de la libertad y de la propiedad”, es decir, Estado de derecho, que en México no pasa de ser Estado de chueco.