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Empresas del Gobierno (3/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El argumento más socorrido para justificar las empresas del Gobierno es que explotan recursos naturales, que no son producto del trabajo de alguien, sino dones de la naturaleza y por ello a disposición de todos, en beneficio de todos. ¿Cómo se logra este objetivo? Repartiendo entre todos, igualitariamente, las ganancias de la empresa, por lo cual conviene que sean las mayores posibles, por lo que deben operar con el afán de maximizar el lucro, por lo cual tienen que vender al mayor precio posible, por lo que deben ser monopolios, por lo cual perjudican a los consumidores.

El reparto igualitario de las ganancias de las empresas gubernamentales es la única manera de beneficiar a todos por igual, algo que nunca se ha hecho. Un buen ejemplo es Pemex, empresa del Gobierno que explota un recurso natural. ¿Alguna vez ha repartido sus ganancias, de manera igualitaria, entre todos los mexicanos? No. Y si lo hiciera (para lo cual debe obtener ganancias), ¿cuánto nos tocaría? Hagamos la cuenta.

En 2023, Pemex obtuvo una utilidad neta de 109,940,000,000 de pesos. La estimación de población para 2023 es de 129,832,375 personas. Si el año pasado Pemex hubiera repartido, igualitariamente, entre todos nosotros, sus ganancias, nos hubieran tocado, a cada uno, 846.78 pesos. Sí, solamente 846.78 pesos, ¡al año!, cantidad que no hubiera alcanzado ni para llenar una vez el tanque de gasolina del automóvil.

¿Hasta qué punto justificar la existencia y operación de las empresas del Gobierno con el argumento de que deben explotar recursos naturales en beneficio de todos es la justificación correcta, dado que ese beneficio es mínimo? En el caso anterior 2.32 pesos diarios.

Pasando a otro tema. Si las empresas gubernamentales monopolizan los sectores estratégicos de la economía (y por lo general operan en esos sectores), que proveen de insumos al resto de las actividades económicas, desde la producción de bienes y servicios hasta su consumo, como es el caso de las industrias de la energía, comenzando por la petrolera y la eléctrica, el Gobierno, a través de sus empresas monopólicas, únicas proveedoras de energía, puede ejercer un control total sobre la economía, desde la producción hasta el consumo. ¿Habrá alguna producción de bienes y servicios que no utilice energía proveniente del petróleo y/o de la electricidad? Y de todos los consumos, ¿qué porcentaje se realiza utilizando alguna energía proveniente de la electricidad y/o del petróleo?

Quien controla la energía controla la economía, y eso, controlar la energía, es lo que pueden hacer las empresas gubernamentales. ¿Realmente es una buena idea que los sectores estratégicos estén en las manos monopólicas del Gobierno? ¿Cuáles son las consecuencias económicas, producto de la falta de competencia? ¿Cuáles las éticas, resultado de prohibir la participación de los particulares? ¿Cuáles las políticas, consecuencia del control que sobre la economía puede ejercer el Gobierno por medio de sus monopolios en los sectores estratégicos?

Si las empresas gubernamentales, como empresas productivas del Estado, son una mala idea, como empresas públicas son peor. Y eso, transformar las empresas productivas en públicas, es lo que hace la contrarreforma energética. Estábamos mal y vamos a estar peor.

Continuará.