a

Arturo Damm Arnal

Sueños (1/2)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Dice Claudia Sheinbaum que su sueño es que todos los niños que vayan a escuela del gobierno tengan una beca. Mi sueño es que las colegiaturas de los hijos las puedan pagar los padres, responsables titulares de la educación de sus hijos.

Allí donde hay estado de bienestar, con gobierno redistribuidor del ingreso, que le quita a Juan lo que, por ser producto de su trabajo es de él, una parte de su ingreso, para darle a Pedro lo que, por no ser producto de su trabajo no es de él, hay una sociedad de expoliados, a quienes se les quita, los Juanes, y de mantenidos, a quienes se les da, los Pedros, siendo que muchas veces la misma persona puede ser expoliada y mantenida, lo cual plantea cuestiones interesantes, que espero tratar en otro Pesos y Contrapesos. Por lo pronto tres preguntas.

¿Crees que las personas debemos vivir gracias al trabajo propio? ¿Crees que las personas tenemos derecho al producto íntegro de nuestro trabajo? ¿Crees que la ayuda que nos prestemos las personas debe ser voluntaria, no obligatoria?

Si lo crees, entonces no puedes estar a favor del estado de bienestar y del gobierno redistribuidor del ingreso, que le da a Pedro parte del producto del trabajo de Juan, por lo que Pedro ya no vive enteramente gracias a su trabajo; por lo que se violó el derecho de Juan al producto íntegro de su trabajo; por lo que se obligó a Juan, por intermediación del gobierno, a ayudar a Pedro. Juan, expoliado. Pedro, mantenido. Gobierno, injusto.

Se puede argumentar que la redistribución gubernamental del ingreso es parte esencial de la justicia social, concepto que, nos dice Wikipedia, “comúnmente hace referencia a la igualdad y equidad social, la igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales, la lucha contra la pobreza, etc.” La distribución de la renta, que es redistribución gubernamental del ingreso, es, como la calificó Bastiat, expoliación legal.

Si hay un sustantivo que pierde sustancia al adjetivarse ese es justicia, sobre todo si el adjetivo es social. Si la justicia es, me remito a Ulpiano, la constante y perenne voluntad de darle a cada quien lo suyo, y, esto lo digo yo, lo suyo de cada quien es el derecho de cada cual, entonces la justicia es la virtud por cual respetamos los derechos de los demás. Y las virtudes, comenzando por las cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, no deben adjetivarse.

El problema es que, desde Aristóteles, se adjetiva la justicia. El filósofo habló de justicia distributiva y de justicia conmutativa, y de allí en adelante a la justicia se la ha adjetivado de distintas maneras, siendo uno de los adjetivos más socorridos, sobre todo por los políticos, de todo cuño, social, razón por la cual gobernar es, en muy buena medida, redistribuir el ingreso. En 2023, el 65.57% del presupuesto de egresos de la Federación es gasto en desarrollo social, es decir, redistribución gubernamental del ingreso.

Walter Williams (1936 – 2020), economista libertario, profesor de la Universidad George Mason, al respecto de la justicia social escribió lo siguiente: “Te voy a dar mi definición de justicia social: yo me quedo con lo que gano y tú te quedas con lo que ganas. ¿No estás de acuerdo? Entonces dime, ¿cuánto de lo que gano te pertenece y por qué?”

¿Por qué?

Continuará.