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Arturo Vieyra

¿Menor pobreza que la reportada?

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Continuando con los temas de pobreza y desigualdad, sorprende la cantidad de afirmaciones y algunas veces hasta descalificaciones que se han derivado de la interpretación de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares (ENIGH) elaborada por el Inegi y el reporte sobre pobreza del Coneval.

Ya en este espacio comentamos que el análisis de ambos reportes estadísticos requiere de objetividad, de la cual han carecido algunas interpretaciones, especialmente las que se dan al calor de la próxima contienda electoral.

Es bien sabido que el Coneval reportó, por fortuna, una disminución de la pobreza en 2022 respecto al 2018, siendo que hay 46.8 millones de personas que viven en pobreza “multidimensional” (moderada y extrema) cuando en 2018 eran 51.9 millones en esa condición; es decir, hay ahora 5.1 millones menos de personas pobres. Sin duda un gran avance que ha sido celebrado por muchos ya que da cuenta del éxito de varias políticas públicas y factores externos que apoyaron el progreso social.

Vale la pena tomar en cuenta que el Inegi ha venido realizando a lo largo de los años una mejora continua de la ENIGH, aumentando la calidad, cantidad y cobertura de la información que proporciona; sin embargo, considero que la encuesta sigue presentando anomalías que llevan al Coneval a un cálculo menos preciso de la pobreza.

Específicamente, me refiero a que la medición de la pobreza involucra el apoyo y contención que los programas sociales gubernamentales y las remesas (transferencias provenientes de otros países), ambos factores son fundamentales para aminorar la pobreza.

Ya es bastante documentado y estudiado el nivel de subestimación de las remesas por parte de la ENIGH (Las Remesas en México y las Encuestas Ingreso-Gasto de los Hogares, Jesús A. Cervantes y Denisse Jiménez, CEMLA, agosto 2023), que para el caso del 2022 sigue siendo escandaloso pues sólo se reportó el 8.4% del total reportado por Banxico. Es decir, la ENIGH está subestimando el ingreso de las familias en 3.8 puntos porcentuales del PIB de 2022.

Esta misma subestimación de los ingresos se refleja en las transferencias gubernamentales que, por ejemplo, las transferencias por este concepto reportadas por el ENIGH son menores en casi 0.86% del PIB.

La subestimación de los ingresos es considerable, alcanza el equivalente a 1.3 billones de pesos (4.6 puntos porcentuales del PIB de 2022 y el 6.8% del consumo de los hogares mexicanos), a lo que hay que agregar que la ENIGH asigna mayores recursos por remesas a medida que aumenta el nivel de ingreso, lo cual suena contraintuitivo ya que diversos estudios señalan que el destino de las remesas está en los segmentos de la población más pobre. Sin duda, es muy probable que ambos aspectos impliquen una sobreestimación de la pobreza por parte del Coneval.

Insisto en que debe haber una discusión seria y entendimiento entre Gobierno y los órganos independientes para tener un diagnóstico más preciso de la dimensión de la pobreza en México. No es posible desechar el trabajo serio y profesional del INEGI y del Coneval que es fruto de muchos años de investigación, como también es menester reconocer las áreas de mejora posible en la elaboración de la estadística nacional.