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Bibiana Belsasso

Se aproxima el Día Cero, sin agua

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hay tantas cosas que damos por hechas, hasta el día que no se tienen. Una de ellas es el agua. Difícilmente piensas cuando quieres lavarte los dientes, o los platos de tu hogar, que el vital líquido se puede acabar. Y es momento de crear conciencia a fondo. Por ejemplo, la Ciudad de México y la zona conurbada, en los últimos 30 años no habían tenido una sequía de la magnitud que se tiene ahora.

El Sistema de Cutzamala debería de tener un abasto de 80 por ciento en esta época del año, no se llega ni al 35 por ciento. Es una crisis que se tuvo que haber enfrentado hace años. El Sistema Cutzamala aporta un aproximado del 40 por ciento de toda el agua que se utiliza y abastece a 12 de 16 alcaldías de la Ciudad de México y a nueve municipios del Estado de México. Pues de esa agua, en fugas se pierde aproximadamente el 40 por ciento, y, además, no se ha hecho ningún trabajo a fondo para poder captar agua pluvial.

Algunos le echan la culpa de la escasez de agua al cambio climático y, como consecuencia, a la falta de lluvia. Pero el tema del cambio climático no es nuevo, llevamos años sabiendo que se va a enfrentar una crisis y, aun así, casi ningún gobierno busca invertir en cosas que no se ven, pero que son fundamentales para el buen funcionamiento de una ciudad.

Hace años que no se trabaja en el sistema de aguas de manera profunda, se le da el mínimo mantenimiento requerido para que no colapse. El presupuesto para el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) ha tenido una reducción importante, incluso se ha registrado una reducción importante a este rubro en comparación de lo que se destinó en el Gobierno capitalino de Miguel Ángel Mancera, y en donde aun con más presupuesto no fue suficiente para poder trabajar de fondo en el tema del agua.

Para finales del año pasado, parte importante del presupuesto asignado al Sacmex fue destinado a dar mantenimiento y rehabilitar tanques y manantiales. Pero lo que se requiere para realmente garantizar agua es una obra de gran calado que cuesta millones de pesos y no luce para temas electorales.

Es parecido a lo que sucede con el drenaje también de la Ciudad de México. El sistema de drenaje profundo que se hizo en la capital fue en 1975; desde entonces se ha ampliado un poco, pero principalmente se le ha dado mantenimiento.

Y es que, además, no existe una buena regulación en el uso del agua y la mayoría de los ciudadanos no hace conciencia para cuidarla hasta que les deja de llegar.

Ayer, en la portada de La Razón, se explicaba con claridad que los propios legisladores locales, desde hace más de un año, tienen congelados 52 dictámenes relacionados con el problema del agua, desde cómo usar los recursos hídricos, la tecnología para captación de lluvia, políticas de reparación de fugas y mantenimiento a la red.

El problema es político, porque el grupo de Morena, que tiene mayoría, no está interesado en discutir el tema. Así lo reclaman diputados de la oposición, quienes aseguran que, aunque las sesiones se realizan de forma virtual, la bancada oficialista no se conecta, por lo que no hay quorum y no se ha podido legislar sobre un tema tan importante y vital como es el agua.

En mayo del 2023 se solicitó la presencia del titular del Sacmex, Rafael Carmona, en el Congreso capitalino, pero no acudió. La finalidad era dialogar y buscar soluciones a los temas pendientes respecto al desbasto de agua.

Cerca de la sequía total

Aproximadamente 40 pipas de la alcaldía Iztapalapa se abastecen de agua en una de las garzas de la demarcación, lo cual es insuficiente para atender la demanda.Foto: Cuartoscuro

Mientras que en el Congreso de la Unión existen cinco iniciativas diferentes sobre la Ley General de Aguas, pero tampoco hay voluntad para sacar adelante el debate, por lo que desde hace 12 años no se lleva al pleno de la Cámara de Diputados el tema del agua potable.

Desde 2019, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM reportó que entre los principales problemas del agua es que entre 12.5 y 15 millones de habitantes en México, sobre todo del área rural, carecen de agua potable y drenaje, mientras que el 30 por ciento de quienes sí reciben el recurso, no lo tiene en cantidad ni calidad suficiente.

La ONU estima que la Ciudad de México podría llegar al llamado Día Cero para 2028, mientras que especialistas pronostican un panorama más catastrófico, que podría llegar en cinco meses, debido a que no existen acciones contundentes como invertir para arreglar fugas o modernizar el sistema.

Las alcaldías en fase de riesgo inminente son Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Cuajimalpa de Morelos, Cuauhtémoc, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, Tlalpan y Venustiano Carranza.

Y los municipios mexiquenses que forman parte del sistema de distribución de agua del Cutzamala y que podrían quedarse sin abasto en los próximos cinco meses son: Toluca, Metepec, San Mateo Atenco, Lerma, así como colonias y comunidades de Tlalnepantla, Naucalpan, Atizapán de Zaragoza, Ecatepec y Nezahualcóyotl.

En julio de 2022, los gobernadores de Michoacán, Estado de México y Ciudad de México firmaron un convenio para la inversión de 300 millones de pesos en infraestructura hidráulica, que permitiera la sustentabilidad y gestión eficiente del Sistema Cutzamala; sin embargo, hoy la red está con muy poca agua.

Pero, de acuerdo con datos de la Dirección de Agua Potable, Drenaje y Saneamiento de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), durante estos últimos cinco años se ha invertido menos en el mantenimiento del Cutzamala.

Hasta el momento, la solución que ha puesto en marcha el Gobierno capitalino para evitar el desabasto o llegar al llamado Día Cero, es crear horarios de distribución por colonia, ocurre en 284 colonias de 10 alcaldías, pero lejos de remediar el mal ha provocado un incremento de protestas y bloqueos que generan más enojo entre los habitantes.

Lo cierto es que especialistas aseguran que ese Día Cero llegará en unos cinco meses, justo cuando haya más escasez de agua, y será después de las elecciones.