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#ConlosniñosNO

BAJO SOSPECHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

En estas últimas semanas se han dado casos en 4 distintas escuelas de Chiapas, en donde los niños son intoxicados con drogas. En Bochil, Chiapas, más de un centenar de adolescentes se pusieron muy mal y fueron trasladados al hospital.

Narcos reclutan a estudiantes

Un alumno de la secundaria Juana de Asbaje, tras ser hospitalizado de emergencia, el lunes pasado en Chiapas.Foto: Cuartoscuro

Por alguna extraña razón, las autoridades no han querido revelar los resultados de las pruebas toxicológicas y tras la exigencia de los padres de familia para saber qué ha sucedido con sus hijos, el viernes 7 de octubre, el director de la secundaria Juana de Asbaje, Gregorio Velasco, aseguró que dos alumnos estaban identificados como los probables responsables.

Indicó que “un niño señaló que estaba implicado y que luego le llevaron a otro: tenemos hasta ahorita dos niños, pero precisamente queremos el apoyo de los padres de familia, porque creo que están intimidados entonces no quieren hablar...”.

Sin duda a equivocarme si esos pequeños están intimidados, lo están por los grupos criminales que están operando en Chiapas.

¿Dos niños consiguieron droga para intoxicar a sus compañeros sin estar amenazados? ¿Con qué fin? ¿Quién les proporcionó la droga? Ojo, hay que estar muy atentos porque esos dos menores, muy probablemente también están en riesgo.

Niños y niñas son cooptados todos los días en el país para que trabajen para los narcomenudistas y para el crimen organizado. Al principio son engañados y después los criminales los amenazan con matarlos a ellos y a sus familias.

Les voy a platicar de este caso que me tocó cubrir y que ya había reportado en estas páginas. Algo similar podría estar pasando con estos alumnos que son señalados por el director de la escuela y a quienes no se les ha brindado protección.

Grupos del crimen organizado se están peleando para vender droga, y cada día buscan nuevos métodos para tener distribuidores y clientes nuevos. También quieren sembrar terror en la sociedad y demostrar su poderío.  

Estos delincuentes han intentado y logrado infiltrarse en algunas escuelas. Da igual si son públicas o privadas.

 El caso que cubrí fue en una escuela particular en la CDMX, pero esto mismo podría estar pasando detrás de las intoxicaciones de los niños en las escuelas de Chiapas.

Los maestros se empiezan a dar cuenta que hay cambios de comportamiento en algunos alumnos, unos adictos, otros aterrados. Líderes de La Unión Tepito localizan al buen estudiante, llamémoslo “Juan”, aquel que hace deporte y que nunca falta a una clase, el joven que es ejemplo en su escuela.

Lo invitan a trabajar y le ofrecen entre tres mil a cinco mil pesos semanales. Los mismos vendedores de droga, los más peligrosos, le enseñan cómo hacerlo.

Junto con “Juan”, otro joven también se encarga de introducir la droga a la escuela, principalmente marihuana y cocaína, pero también estupefacientes sintéticos.

Los narcotraficantes les dan poca droga las primeras semanas para conocer el mercado. Las dosis iniciales se las regalan a los compañeros. A lo largo de los días, los estudiantes que han recibido la droga y la han probado quieren más. Es cuando “Juan” y su amigo la empiezan a vender.

Los narcotraficantes le dicen a “Juan” que él no se puede quedar con la droga, para que no lo descubran. Una vez que llega a la escuela, las dosis las distribuye entre alumnos que no son sospechosos; jóvenes de carácter débil, a los que tienen amenazados. Otros que custodian la droga son los que les deben dinero por lo que ya consumieron.

Los alumnos que protegen los narcóticos los meten a sus mochilas, y cuando “Juan” vende alguna dosis se las pide para entregarla.

Estamos hablando de niños de entre 13 y 17 años a los que se les está dando esta droga.

Las investigaciones para descubrir quiénes son los estudiantes que están introduciendo la droga tardan meses. Es difícil que los alumnos quieran hablar.

Algunos de estos jóvenes son amenazados, pero otros, y cada vez más lo vemos en adolescentes de esta época, tienen un tema muy especial con guardar secretos y no dicen lo que está pasando a su alrededor, aunque esté de por medio la vida de sus compañeros.

Cada vez es más difícil que los padres nos enteremos qué está pasando por la vida secreta de nuestros hijos. Estos líderes del narcomenudeo muchas veces conocen más la forma de pensar y actuar de los adolescentes que los propios progenitores, aunque éstos sean padres presentes y dedicados.

Al mismo tiempo, los líderes de La Unión Tepito, quienes fueron los que reclutaron a “Juan” en este caso, pero de igual forma operan los líderes de la Anti-Unión y otros cárteles en la Ciudad de México, tienen mucha información de “Juan”. Saben dónde vive, quiénes son su familia y hermanos, dónde trabajan sus padres. Todos estos datos se los piden antes de empezar a trabajar.

La vida de “Juan” es un infierno. Relata que, a los pocos días de vender la droga, ya no quería seguir haciéndolo, pero está amenazado. Hoy no sólo él, sino toda su familia está bajo amenazas de muerte. “Juan” tuvo que salir del país, corría el riesgo de ser asesinado si declaraba en contra de los narcotraficantes.

Son muchos los jóvenes que están en riesgo. Y en la medida que aumenta el narcomenudeo se incrementa el homicidio doloso, porque es un mecanismo de control de los territorios.

Pero las investigaciones de los casos de intoxicaciones en escuelas de Chiapas parece que no irán al fondo. Por lo pronto lo que han dicho las autoridades de la Secretaría de Educación estatal, es reconocer que en las escuelas de Chiapas se está viviendo una contingencia y, por lo mismo, se implementará el Operativo Mochila.

La inspección de las mochilas iniciará hoy en los municipios de Bochil, Tapachula, Palenque y Comitán en una primera etapa, luego extenderán el operativo a todo Chiapas, en las 2 mil escuelas secundarias del estado.

El programa Operativo Mochila por sí solo no va a resolver el terrible caso del crimen organizado que busca, por un lado, desplazar a la gente de sus comunidades y en ciudades como Tapachula, sembrar miedo.

Hace tres días en San Tadeo Huiloapan, en Tlaxcala, hubo otro caso con 6 adolescentes intoxicados dicen luego de haber ingerido cafeína.

Urge una investigación a fondo, resultados y garantías para que los niños estén seguros. Si no se trata este tema a fondo las consecuencias serán gravísimas, y ahora vemos que hay ya intoxicaciones en otros estados de la República.