a

Bibiana Belsasso

México, fuera de la agenda global

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El calentamiento global es una realidad que ya está causando estragos a nivel mundial. Es difícil de revertir y las consecuencias pueden agravarse en los próximos años. Consecuencias que no siempre se miden.

Hoy, los cambios de temperaturas están provocando deshielos que no sólo están atentando contra ciertas especies, sino que pueden cambiar la geografía mundial.

Pese a los acuerdos en París 2015, los efectos de no entrar de lleno a las energías renovables parece cobrar factura, por ello, la importancia de los compromisos acordados en esta nueva Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP26, que se realiza en Glasgow, Escocia.

En la cumbre se llegó al acuerdo COP26, que es poner fin a la desforestación. Este martes, más de 100 naciones se trazaron este tema como uno de los objetivos más ambiciosos para contrarrestar el cambio climático.

La meta es que, en nueve años, del 2021 al 2030, los firmantes detengan y reviertan la pérdida de bosques y la degradación de la tierra. De última hora, México se sumó a este acuerdo, pues alberga cerca de 66 millones de hectáreas de superficie boscosa, lo que lo ubica en el número 11 a nivel mundial.

A través de un comunicado, la Secretaría de Relaciones Exteriores explicó que la declaración “es un compromiso de los líderes del mundo para trabajar de manera colectiva a fin de detener y revertir la pérdida de los bosques y la degradación de la tierra para el año 2030”.

México tardó en firmar, pero finalmente se integró al acuerdo en donde se anunció el financiamiento por 19.2 mil millones de dólares por parte de fondos públicos y privados, esto permitirá ejercer las acciones en favor del planeta.

Nuestro país, aseguran especialistas, se sumerge en una problemática que va más allá de ignorar los acuerdos sobre el cambio climático.

México es sumamente vulnerable ante el cambio climático, el deshielo podría provocar inundaciones. Tenemos más de 11 mil kilómetros de litoral costero y miles de comunidades en la zona costera.

Hemos visto los recientes fenómenos naturales, como tormentas y ciclones, que cada vez pegan más fuerte y causan mayores estragos.

La conferencia se lleva a cabo en un momento en que se intensifican los eventos meteorológicos extremos en todo el mundo, poniendo en evidencia los efectos devastadores del cambio climático, provocado por las actividades del ser humano.

Planeta en peligro

Imágenes de la deforestación en el bosque de Xalatlaco, donde, al igual que en muchas partes del país, las especies vegetales peligran por la tala inmoderada.Foto: Cuartoscuro

De entrada, 103 países acordaron reducir un 30 por ciento del metano para 2030, responsables de casi la mitad de las emisiones antropogénicas, según ha detallado el Departamento de Estado de la Unión Americana.

Es responsable del 25 por ciento del aumento de la temperatura global, registrado en el planeta desde la era preindustrial. Y sus niveles no han parado de aumentar en los últimos dos siglos.

Y un potente gas de efecto invernadero que siempre ha quedado a la sombra del dióxido de carbono (CO2), el principal de los precursores del calentamiento, pero en la lucha climática internacional se están intentando impulsar también compromisos concretos contra él.

Este acuerdo es encabezado por Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido. Sin embargo, tres grandes emisores han descartado sumarse, se trata de: China, Rusia y la India.

Incluso, el presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró que limitar estas emisiones es “una de las cosas más importantes que se pueden hacer durante esta década, decisiva para conseguir que el calentamiento global se quede dentro de los límites menos catastróficos”, las grandes naciones buscan que la temperatura global no supere los 1.5 grados, actualmente el planeta está en los 1.1 grados.

Los riesgos del cambio climático no se limitan a efectos en medio ambiente. Un reciente estudio del Departamento de Seguridad Nacional, que incluye a la Guardia Costera de Estados Unidos, advirtió que a medida que el hielo se derrita en el océano Ártico, se incrementará la competencia por el pescado, los minerales y otros recursos.

Otro informe habla de los desplazamientos y migración que, para 2050, es probable que decenas de millones de personas sean desplazadas por el cambio climático, incluyendo hasta 143 millones de personas en el sur de Asia, el África subsahariana y América Latina.

Mientras que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) indica que el 40 por ciento de las emisiones mundiales de metano proviene de fuentes naturales, principalmente de los humedales. El 60 por ciento restante está ligado a las actividades humanas: casi un 25 por ciento corresponde con la agricultura y la ganadería, otro 21 por ciento se debe a los combustibles fósiles y casi otro 12 por ciento a los residuos.

Para la AIE, el sector en el que es más fácil actuar ahora es el de los combustibles fósiles, ir contra las fugas de metano que se producen en la industria del petróleo, el gas y el carbón.

Y es aquí donde México debe replantear su estrategia o apuesta a continuar impulsando los combustibles fósiles.

Nuestro país es uno de los 15 mayores emisores de gases de efecto invernadero, con el 1.47 por ciento del total mundial.

El actual Gobierno federal lleva invertidos alrededor de ocho mil millones de dólares para la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, con otros 100 millones busca fortalecer el negocio del carbón; a ello se suma la contrarreforma eléctrica, que implica que las centrales de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que se abastecen principalmente de hidrocarburos, tendrán preferencia para subir su producción a la red sobre las privadas, propietarias de la mayor parte de las renovables del país. Es decir, deja en segundo término las energías renovables.

En diciembre pasado, la Secretaría de Medio Ambiente presentó su plan para revertir el cambio climático, que contempla recortar un 22 por ciento los gases de efecto invernadero para 2030, lo mismo que ya había prometido en 2015.

Con las políticas públicas que se tienen en México, cuando cada vez menos se apuesta a las energías renovables, lograr recortar los gases de efecto invernadero parece imposible.

De acuerdo con la organización Climate Action Tracker, que evalúa los pasos que toman los países para cumplir el acuerdo de París, México está por romper sus compromisos para combatir el cambio climático. Incluso rebajó su nota al pasarla de “insuficiente” a “muy insuficiente” por su plan de reducción de emisiones.

La organización estima que nuestro país generará 774 millones de toneladas de CO2 en 2030, por encima de los 763 millones pronosticados en 2015.

Su apuesta de mantener los combustibles fósiles como prioridad no va de la mano con invertir en una buena infraestructura.

Mientras tanto, tenemos que empezar a ver el futuro y no el pasado, sobre todo en temas de energías. Es un compromiso moral con esta y las nuevas generaciones.