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Carson McCullers, poeta

LAS CLAVES

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Carson McCullers (Columbus, Georgia, 1917-Nueva York, 1967), escritora estadounidense, hija de un famoso joyero y nieta de un héroe del Sur en la Guerra de Secesión. Estudia piano durante varios años de su infancia y adolescencia y devoraba con fruición novelas, obras de teatro y poemas. Se vio obligada a optar entre ser intérprete de piano o escritora. Tal parece que el regalo de una máquina de escribir que le hizo su padre a los quince años la conminó a elegir el oficio de narradora. Junto con William Faulkner, es respetada como una de las mayores representantes de la narrativa del sur de Estados Unidos.

Conocida por sus novelas: El corazón es un cazador solitario (1940), Reflejos en un ojo dorado (1941), Frankie y la boda (1946), La balada del café triste (1951), Reloj sin manecillas  (1961), ficciones que retratan a inermes criaturas arropadas en la violencia, la frustración, la búsqueda del amor y sobre todo, la soledad. Prosa glosada en una música llena de ternura y compasión que hace una representación imponderable de las franjas de la desventura del alma.

Asimismo, legó un manojo de relatos (“Wunderkind”, 1936; “El jockey”, 1941); “Madame Zilensky”, 1941; “Un árbol. Una roca. Una nube”, 1942; “El transeúnte”, 1950; “Un dilema doméstico”, 1951...) que hoy son textos de obligada referencia de la narrativa breve norteamericana. Incursionó en el teatro, varias de sus obras debutaron exitosamente en Broadway. Reflejos de un ojo dorado, fue llevada al cine dirigida por John Huston y protagonizada por Marlon Brando y Elizabeth Taylor.

Tengo enfundado en mis ojos, Dulce como un pepinillo, limpio como un cerdito (Editorial Siruela, 2020) que Carson McCullers dio a conocer en 1964 y que ahora aparece en español traducido por Celia Montolío con seductoras ilustraciones del escenógrafo y pintor alemán Rolf Gérard, las cuales plasman la esencia de fantasías y recogimientos con la que McCullers evoca el imaginario infantil a través de estrofas de armónicas correlaciones con alegorías entrañables.

Dicen que la editora Joyce Hartman, descubrió varios poemas para niños de McCullers y le pidió ver otros, de ahí nació este cuaderno de veinte textos en que la narradora sureña muestra de manera diáfana y emotiva la contemplación inocente, asombrosa y alborozada de los más pequeños desde sucesos que los adultos no vislumbran.

Espejismo/inventario en rutas por las alturas del cielo, la rareza del miércoles, canciones para marineros, ferias otoñales, trucos, la longitud del cuello de la jirafa, un perro tragaldabas, añoranza de los viejos tiempos, rimas de Nochebuena, Halloween, la llegada de Papá Noel, sorpresas en la caja de Pandora, fiesta de pijamas, platillos favoritos (pizza, helado y panetela), ¿habrá un solo mundo o ninguno?, luciérnagas en las oscuridades, los astronautas, los miedos que provocan los piratas de parche negro, tierras lejanas, juego de rayuela con la reina inglesa, cazar tigres y leones en verdes selvas, una rata atrapada en un arcoíris, el recuerdo de los ancianos...: rimas enlazadas con un festín de lúdicas consonancias. “Cuando seas dulce / como un pepinillo / y vayas limpio / como un cerdito, / te daré cinco centavos / y bailaré unos pasitos”.

Dulce como un pepinillo, limpio como un cerditoFoto: Especial
  • Artista: Carson McCullers
  • Ilustraciones: Rolf Gérard
  • Género: Poesía
  • Editorial: Siruela, 2020