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Carlos Olivares Baró

Leyendo a Séneca

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Lucio Anneo Séneca  (Córdoba, año 4 de nuestra Era-Roma, año 65): filósofo, político, orador y escritor romano conocido y valorado por el legado de medulares obras de carácter moral. Conminado al suicidio frente a las inculpaciones y condena a muerte dictada por su discípulo, el Emperador Nerón: momento crucial de su vida en el que da muestra de integridad, rectitud, imperturbabilidad y valor conforme a los principios que profesaba. Figura grandiosa y singular del mundo clásico y, asimismo, de la historia de la Literatura Universal.

Como escritor, Séneca está considerado como uno de los máximos representantes del estoicismo abordado en textos dramáticos, diálogos filosóficos, tratados, cartas, sátiras y apuntes alentadores (dirigidos a sus amigos y alumnos). Indiscutible genio literario de la tradición ibérica de profunda influencia en generaciones posteriores y resonancia en estos tiempos de incertidumbre. Junto con Musonio Rufo, Epícteto y Marco Aurelio perfiló los principales rasgos del ‘estoicismo tardío’ (periodo comprendido entre los siglos I y II d.C.).

Máximo representante de esa corriente filosófica, el estoicismo del autor del célebre ensayo De la serenidad del alma se sustenta en una facundia alejada de rigideces: exposición de un discurso “templado y acomodado a la naturaleza humana: una actitud de severidad, pero en manera alguna, de dureza” (Jaime Bofill). Pionero de un nuevo código literario avalado por la singularidad tonal en rompimiento con la monotonía adormilada de las letras en aquella época, su prosa perfeccionista se dilucida por una cadencia externa que produce tensiones en la realidad interior de las argumentaciones. Estilo ceñido y sucinto —tajante, puntual— se hace latente después, por ejemplo, en Calvino, Diderot, Montaigne, Chaucer, Voltaire y Quevedo.

Días finales de un año extravagante: pospandemia, tensiones políticas, emigraciones sorprendentes, violencia, perplejidades, beligerancias. Me detengo, entre la abundante producción senequiana, en Cartas morales a Lucilio (62-64 d.C.): la más cotizada y representativa de sus obras en prosa. Muestrario de las ideas, obsesiones y del modo de vivir de un escritor sibarita y también austero. Confluencias de cifras epicúreas en los ángulos de un cabal platonismo. Guía moral infundida en normas de conducta más allá de una justificación ideológica: lecciones de arrojo moral, de grandeza del espíritu, útil en todo momento, especialmente en nuestros días.

Senequianas: “No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba” / “Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti” / “En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto” / “Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella” / “La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada” / “No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas” / “El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios”.

Obras completas
Obras completas
  • Autor: Séneca
  • Género: carta, ensayo, diálogo...
  • Editorial: KlasicoBOOK