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Carlos Olivares Baró

Moncayo, Lavista, Angulo

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Hoy comparto con los tres o cuatro lectores leales de estas Claves las piezas: Amatzinac y Sinfonía, de José Pablo Moncayo (México, 1912 - 1958); Los centinelas de Etersa, de Eduardo Angulo (México, 1954); y Aura --paráfrasis orquestal de la ópera homónima--, de Mario Lavista (México, 1943 - 2021): exposición sonora de frondas mexicanas que toma como núcleo la obra del autor del célebre Huapango (1941).

La tarde de este viernes último de enero, invita a adentrarse en la sonoridad de Aura: atmósfera de sutiles esplendores fantásticos: metales en contrapunteo con las cuerdas (arpa en pulsantes y breves susurros) y persistencia acuosa de los instrumentos de madera. Soplos de canzonetta con asomos de vals en discurso fragmentado desde sutiles prefiguraciones sacramentales.

Amatzinac, escrita originalmente para flauta y cuarteto de cuerdas: rebosante motivo melódico que las cuerdas musitan en conversación con la flauta. Composición de esbozos gráficos y clara intenciones iconográficas: esbozos paisajistas de inundada belleza armónica. Frases largas de arquitectura tímbrica locuaz. La flauta bosqueja, con oratoria impresionista, los colores rítmicos propuestos por Moncayo. “Amatzinac es la obra en que Moncayo define mejor su estética”, ha dicho el musicólogo Angel Salas.

Los centinelas de Etersa (Huacalito, Etersa, Sargen Topolito), estructura en la que Angulo recrea la leyenda de Etersa (personaje femenino de acusada melancolía acuática). Expresiva configuración tradicional en la que se asoman señales de huapango (Huacalito) y sones de tierra caliente. Vislumbres paisajistas, quizás demasiado acentuados. Flauta en do (Huacalito), flauta en sol (Etersa) y flauta picollo (Sargen Topolito). Ciertos pasajes lúdicos de quebrada estampa impresionista hacen que esta composición sea favorita de los niños.

Sinfonía (Allegro, Scherzo, lento, Lento- Allegro): escuchar esta pieza demuestra que Moncayo no es sólo el autor de Huapango y que posiblemente, sus mejores momentos como compositor se encuentran en otras dársenas sonoras. Sinfonía con guiños bucólicos y ciertas modulaciones que invitan al recogimiento lírico. Tildes de acusado “impresionismo mexicano” bastante alejado del Huapango que, lamentablemente, lo ha encasillado a un esquemático colorismo. Aquí el autor de la popular Canción India revela la plenitud de su vehemente y temperamental concordancia sonora. Particularidad melódico-armónica de incuestionable eficacia y expresividad incitante, sobre todo en el cuarto movimiento (Lento-Allegro), preámbulo de la deliciosa Sinfonietta de 1945.

Sigo en la ronda con el pianista y percusionista jalisciense José Pablo Moncayo con un fonograma que tengo a la mano, en el cual se despliega el rondó para dos oboes y cuerdas: Homenaje a Cervantes, que el músico dio a conocer en 1944. Rindo tributo íntimo a unos de los más importantes representantes del nacionalismo musical de México.

Sinfonía /Moncayo
Sinfonía /Moncayo
  • Artista: Orquesta Sinfónica Nacional de México
  • Sello: Clásico Mexicano