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Carlos Olivares Baró

El piano de Eric Reed

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“Siempre digo que el jazz es un acto de intercambio de emociones. Los músicos tocamos, pero son los espectadores quienes concluyen y concretan la importancia de lo ejecutado a través de sus reacciones y aprobación de aquello que el jazzista ejecuta con su instrumento”, sostiene el pianista Eric Reed (Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, 1970), lider fundador del grupo Black Note. Enamorado del cosmos de Thelonious Monk, Reed ha dicho muchas veces: “Primero hay que saber tocar bien un blues. Adentrase en los secretos armónicos de la balada, ragtime, soul o funk para después intentar renovar”.

En estos fríos amaneceres decembrinos me cobijo en la sonoridad de Eric Reed Quartet. Piano (Eric Reed), contrabajo (Hamilton Price), sax alto (Dany Janklow) y batería (Fernando Gómez) en dos fonogramas The adventurous Monk (Savant, 2014), The Baddest Monk (Savant, 2012): convite de azarosos enlaces melódico-rítmico-armónicos en la exploración del espacio entrañable del compositor y pianista de Carolina del Norte, Thelonious Monk (1917 – 1982).

Los acordes del clásico “Blue Monk”, da entrada a mi gala íntima: digitación precisa de Reed, walking bass encumbrado de Price, tabaleos proporcionados de Gómez y silbos fieles al tema melódico por parte de Janklow. Tributo a uno de los pioneros del be bop. Introducción barroca con clústeres desbordados de imaginación en “Caravan”, el tema de Juan Tizol que Duke Ellington graba en 1936, y que ha dado la vuelta al mundo en más de 350 versiones instrumentales. Exotismo selvático y borrascoso en modulaciones de gozosa enunciación.

La batería entra al soto ellingtoniano con euritmia inclemente, mientras el contrabajo pulsa las hojarascas y el sax alto suscribe variaciones del motivo melódico secundado por un piano que hace guiños a Bud Powell y Horace Silver. / “Plegaria”: piano en acuses de Petrucciani y sax en configuración de una atmósfera que hace guiños a Stan Getz: bossa nova de sensual prosodia para que mi soledad se sienta acompañada. Reed da continuidad con un solo en diálogo selecto con el contrabajo: fluctuaciones neoclásicas que recuerdan a Oscar Peterson y Dave Brubeck. Entran sax y batería: una blandura bachiana se adueña de la mañana.

“Jaco”, de Eugenio Toussaint, y “Epistrophy”, de Monk, se abalanzan sobre los meridianos del mediodía: “Jaco”, abordado con un piano de incriminada refracción de Hancock; “Espistrophy”, en disonancias y asimetrías muy propias del universo monkiano. “Con alma”, composición de estilo cubop del trompetista Dizzy Gillespie (1917 - 1993): Eric Quartet lo glosa en fusión de armonías de huapango.

El tiempo no da paso a una pausa. La cadencia entra en progresiones inusitadas cuando pongo en el tocadiscos The Baddest Monk: nueve temas ejecutados en formato instrumental de sax tenor, trompeta, contrabajo, batería, piano y voz. “Round Midnight”, “Monk Beurre Rouge”, “Bright Mississippi”, “Green Chimneys” y “Monk’s Mood” se columpian en los intervalos de una sonoridad de rítmica euforia y, asimismo, rebosada de sigilosas tramas melódicas. Eric Reed imbuido en conformes que dialogan con el silencio monkiano. Sí, el tiempo no da paso a una pausa: el jazz de Reed, encadenamiento presuroso.

The Baddest Monk
The Baddest Monk
  • Artista: Eric Reed
  • Género: Jazz
  • Disquera: Savant