a

Carlos Urdiales

Alerta sí, alarma no; Ómicron llegó

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Con medio millón de muertos por Covid-19 a cuestas, es duro escuchar a las autoridades federales regañar a los medios por alarmistas respecto a la nueva variante Ómicron. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que hasta el momento no hay decesos reportados por el mutante bicho. Ómicron se detectó en 32 países de los cinco continentes. En México se conoce de un caso, habrá más.

El Fondo Monetario Internacional avisa que la presencia de esta variante más transmisible, no más letal, presiona los índices inflacionarios a nivel global.

¿Amarillismo? No. Los mercados han perdido ante temores de nuevos confinamientos que lastren las incipientes recuperaciones de las economías nacionales.

Tiene razón el Presidente López Obrador cuando pide no alarmarnos, pero cuando su zar antipandemia erró por ocho tantos su estimación de casos letales hace 21 meses, la crítica cuesta.

Igual que pasó con las olas anteriores, la capacidad de cada nación en términos de infraestructura y recursos determina lo que pueden hacer, una mejor trazabilidad genómica y conocerán cuántos casos tienen y cómo se comporta el padecimiento en los enfermos de Covid-19 por la variante Ómicron.

También tiene razón el Presidente al apuntar que el mundo dejó al final de la emergencia al continente africano, a los pobres del mundo. Por eso allá el coronavirus mutó más de treinta veces y con lo que se sabe, ahora es más contagioso, pero no vulnera la protección que brindan las vacunas.

No nos hagamos bolas, si antes no se hicieron pruebas masivas, ahora tampoco va a ocurrir; Ómicron puede convertirse, al paso de las semanas, en variante dominante, puede.

Estamos frente al riesgo de un invierno pandémico, estamos. Se atenderá a los enfermos al límite de las capacidades gubernamental y privada. Vacunarse es y será la mejor protección al alcance.

El esfuerzo del sector salud para alcanzar a más población con vacunas anti Covid se perfecciona. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) validó la secrecía sobre cuántas y cuáles vacunas llegan al país, respecto a qué lotes han sido aplicados a quiénes y en dónde.

Revés al Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai) que consideró, como millones de ciudadanos creemos, que esa información no tiene por qué ser reservada, pero lo es.

Como sea, llegarán más vacunas, donación de Estados Unidos o compradas, la prometida vacuna Patria anida en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en espera de tiempos menos grillos y más eficaces.

Las fases de la campaña nacional avanzan y a contracorriente de la retórica, ya abarca a menores de edad (entre 15 y 17 años) y pronto, este mes, comenzará la aplicación de la tercera dosis —refuerzo… para todos los adultos mayores.

Eso está bien y es lo que México puede y debe hacer. La vehemencia es parte del discurso definitorio por el cual el Presidente López Obrador se decanta con firmeza, sin titubeos, sin zigzagueos.

La variante Ómicron ya está en México y debe ser motivo de alerta, no de alarma, los cuidados son los mismos que la seriedad sanitaria exige aquí o en China; la tibieza en término de cuidados sólo deja enfermos y luto, lo de prohibido prohibir no aplica, seamos responsables.

¿Colosio? y ¿Adán Augusto López?

Fue noticia la aparición estelar del alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas en la encuesta de presidenciables rumbo al 2024 del periódico Reforma ocupando la tercera posición detrás de Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, en ese orden.

¿Es el joven gobernante postulado por Movimiento Ciudadano un fenómeno no previsto? Demasiado temprano para dilucidar si la herencia del apellido sumada al brillo propio, conforman una potencial candidatura en la circunstancia actual y futura.

Igual llama la atención no ver al secretario de Gobernación, Adán Augusto López inscrito en las mediciones demoscópicas sobre conocimiento y aprobación. ¿Demasiado temprano? O a tiempo para cerrar desde atrás, sin desgaste.