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Carlos Urdiales

Esperar la vacuna sin morir en el intento

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Por:

¡Vaya semana! La inauguramos con el Covid presidencial, el positivo de Andrés Manuel López Obrador avivó el debate público sobre los cuidados no observados por el mandatario, la necesidad del poderoso de no aparentar vulnerabilidad, del desconcierto de la orquesta 4T ante el confinamiento de su director y la personalidad como protagonista institucional. 

La intimidad del hombre público en lo que a su salud se refiere, nos hizo revisar la Ley de Transparencia, está o no obligado el Presidente a que conozcamos su estado clínico —no lo está—, su sintomatología, deberían sus médicos informar su estado físico.

Nos conformamos con partes políticos de su vocero y de la secretaria de Gobernación limitados a decirnos, va bien, está fuerte, recobra brío. Opacidad o privacidad. Pertenecerse a uno. O al pueblo. Dilemas del Covid presidencial.

Después el Inegi nos sacudió al informar que hubo más muertos de lo que la Secretaría de Salud informa. Entre enero y agosto del año pasado, el subregistro fue de 68 por ciento. Con esos números, en 2020 la primera causa de muerte en el país fue la pandemia. Lo que nos dijeron que no era algo más que una gripe escaló para desbancar a los infartos y diabetes como padecimientos terminales.

Por primera vez en nuestra historia, en sólo un año murieron un millón de personas. El Consejo Nacional de Población (Conapo) estimó, antes de la pandemia, que México llegaría a esa cifra hasta dentro de 14 años. El Covid-19 adelantó el reloj. El coronavirus nos mata en exceso y provocó 40 por ciento de muertes colaterales por padecimientos distintos desatendidos por la pandemia.

Imprecisión como método, discrepancias estadísticas como norma. Así se maneja la pandemia en México. La contabilidad mortuoria de Salud sólo considera los decesos ocurridos en hospitales; en la vida real, el 55 por ciento ocurren en casa. Para contar muertos, no salieron muy vivos que digamos.

Supeditar la ciencia a la política resultó caro e inocultable; cada día el doctor Hugo López-Gatell se desmiente a sí mismo. El miércoles el rector de la UNAM, Enrique Graue, presentó el documento “Reflexiones sobre la respuesta de México ante la pandemia de Covid-19, sugerencias para enfrentar los próximos años”, se trata de 38 textos de especialistas de 29 diferentes instituciones nacionales e internacionales que recomiendan cambios de forma y fondo.

López-Gatell recibió con “júbilo” dichas observaciones y por primera vez, planteó hacer un alto en el camino para considerar acciones distintas a las que nos trajeron hasta aquí. Con suerte para todos y humildad de su parte, la contundencia del conocimiento colectivo concentrado en el compendio pueda alterar una hoja de ruta obsecuente no con la salud pública sino con la vida política del encumbrado político.

Para cerrar, la semana nos regaló otra polémica. México llegó tarde y mal a la compra global de vacunas. ¿Por qué no compramos vacunas de Moderna? ¿Cómo es que Vladimir Putin mandará 24 millones de dosis de la Sputnik V si todavía la Cofepris no la autoriza? ¿Lo hará sin que la FDA o la Agencia Europea de Medicamentos la avalen? ¿México no compra vacunas de segunda? ¿Si no es la rusa, cuál otra podremos tener para no descarrilar la oferta de cobertura con la que Hugo López-Gatell embarcó al Presidente?

Hace meses se sabía que los proyectos más avanzados eran los de Pfizer y Moderna que son los que mayoritariamente compraron por adelantado Estados Unidos, Israel, Canadá, Reino Unido y Dinamarca, naciones con las que nos prometieron nos igualaríamos. ¿Misión cumplida? Falta de dinero no fue, siempre se ha dicho que tenemos lo que haga falta aunque sea a punta de donativos involuntarios por parte de los auténticos servidores de la nación.

Más caras son las pruebas PCR y de antígenos que primero se despreciaron y ahora de masifican. Mucho más costosas las ampliaciones hospitalarias. Impagables las muertes de decenas de miles. Fue mala planeación la que hoy nos tiene en la angustia de esperar una vacuna buena, sin morir en la espera.

Cerramos la semana con México como el tercer país con más muertes. Superamos a India que tiene diez veces más habitantes que México. La tragedia, se cuenta sola.