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Carlos Urdiales

El presupuesto, soy yo

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
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Por si dudaba del poder sin matices del Presidente López Obrador, asómese al Presupuesto de Egresos 2021 que su aplanadora en diputados aprobó. Sí, hubo mil 29 reservas, pero ¿sabe qué pasó? Nada. El proyecto transitó sin modificaciones, tal como se ordenó desde Palacio Nacional a través de su Secretaría de Hacienda.

Un presupuesto centralista, astringente, que recorta hasta que duela. Es evidente el desbalance entre las partidas bajo control del Ejecutivo federal, por ejemplo, sus proyectos emblemáticos de infraestructura; Tren Maya, refinería en Dos Bocas y el aeropuerto militar y civil en Santa Lucía junto con los programas sociales-clientelares-electorales, comparados con las ajustadas bolsas para estados y municipios de las cuales el mandatario federal siempre duda y recela.

No sirvieron los lamentos de 10 gobernadores aliancistas, reuniones y enojos, quejidos y lamentos por la infamia que les recetaron desde San Lázaro. Las observaciones de especialistas que aconsejan dejar de echarle dinero bueno a una política energética retrógrada; ignorados. Otro rasgo; el déficit, pura ortodoxia neoliberal en modo 4T. Disciplina fiscal a costa del desarrollo y bajo observación por su orientación asistencialista, no productiva.

De los 6.29 billones de pesos que gastará el Gobierno de la 4T durante su tercer año se renegociaron poco más de 2 mil millones, para darle dimensión, en algún año del sexenio anterior el reetiquetado y las negociaciones llegaron a ser del orden de los 120 mil millones de pesos. Ahora sí, nada de moches pero tampoco de oídos para válidos reclamos y peticiones de comunidades y sectores que se quedaron sin cobija financiera.

Para operar el próximo año, la administración lopezobradorista terminará de consumir el fondo de estabilización del petróleo, ya se engulló cuanto fideicomiso había, rebajó salarios y quitó prestaciones donde podía y donde no, también. Remató, subastó, rifó cuanto avión coche, casa o joya tuvo a su alcance. Se acabaron los guardaditos del neoliberalismo ido.

Para 2022 tanta austeridad no aportará más que dolores de cabeza y desabasto hasta de medicinas oncológicas para grandes y chicos; por eso, una reforma fiscal que satisfaga los apetitos sociales, progresistas y hasta populistas de Palacio Nacional se asoma para 2022. Todo dependerá de cómo se conforme la Cámara de Diputados en la próxima elección. Por lo pronto el presupuesto no se discute, se acata.

Gobernar demanda algo de ciencia

¿Cuántas conferencias de prensa, de diálogo circular, como dice AMLO, ofrecía al año Enrique Peña Nieto o cualquiera otro de los expresidentes? En ningún sexenio completo algún jefe del Ejecutivo habló tanto como lo ha hecho el Presidente López Obrador en apenas dos años en el poder.

Su exposición mediática, en comparación con la cobertura y tratamiento periodístico, resulta una ganga en términos de desgaste. López Obrador se ostenta como el mandatario más atacado desde Madero, pero si se observa la relación entre el tiempo al aire y las críticas recibidas, francamente debería agradecer la benevolencia del público profesional que lo atiende a diario.

Hace tiempo dijo el Presidente que gobernar no requería de mucha ciencia, sino de vocación, honestidad y austeridad. La pena por la que pasan más de 150 mil paisanos suyos en Tabasco por un mal cálculo climático que hizo que la CFE desfogara la presa Peñitas innecesariamente, y la no previsión más tarde de lluvias atípicas, tienen bajo el agua de nueva cuenta a 10 de los 17 municipios tabasqueños.

Una vez más, como era antes y ahora, la tragedia social se adereza con pleitos políticos. El gobernador morenista del edén tropical, Adán Augusto López y el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, se llaman criminales, torpes, cínicos; se ríen, se llevan, hasta se demandan. Y el Presidente celebra la libertad de estos tiempos para que dos políticos con responsabilidad de gobierno se escabullan entre dimes y diretes, como era antes y ahora.

Tal vez no sean ciencias avezadas las que se requieran para servir con eficiencia al pueblo y a la patria, pero la virtud histórica sola tampoco alcanza y eso queda demostrado en la repetición de las inundaciones de siempre en Tabasco. Ya funcionan los centros de acopio, ya fluye la ayuda internacional, ya vendrán los apoyos gubernamentales, a fondo perdido, para reponer enseres domésticos. Como ocurría antes y ahora.