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Daniel Alonso

Fuera gorras

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Vaya torneo nos regaló la selección mexicana de beisbol. Pocos lo creían, pero el objetivo se cumplió: se consiguió llegar a Miami y obtener un destacado tercer lugar; la mejor participación en la historia del Clásico Mundial y lo mejor, un gran sabor de boca en la afición. Se derrotó a Estados Unidos en el grupo, lo que significó avanzar como líderes. Se venció con garra y corazón a Puerto Rico en cuartos de final, que venía de eliminar a los dominicanos, potencias beisboleras.

Vaya torneo nos regaló la selección mexicana de beisbol. Pocos lo creían, pero el objetivo se cumplió: se consiguió llegar a Miami y obtener un destacado tercer lugar; la mejor participación en la historia del Clásico Mundial y lo mejor, un gran sabor de boca en la afición. Se derrotó a Estados Unidos en el grupo, lo que significó avanzar como líderes. Se venció con garra y corazón a Puerto Rico en cuartos de final, que venía de eliminar a los dominicanos, potencias beisboleras.

Y en un final dramático, al más puro estilo del anime japonés, la novena mexicana cayó ante los nipones a tan solo tres outs de lo que hubiera sido un triunfo demencial. Pero no hay nada que reprochar, fue una actuación que encantó a los y no tan aficionados al Rey de los Deportes.

En ese sentido, llegamos a la inevitable comparación con el futbol. Y vaya que hay muchas lecciones positivas que el beisbol le deja al balompié nacional. De entrada, la palabra planeación, clave en esta histórica participación en el Clásico, es un término que deben repasar los nuevos dirigentes de la Federación Mexicana de Futbol.

También vale la pena desmenuzar el efecto “Arozarena”. Un naturalizado mexicano que sueña con jugar un Mundial; una película que desde hace tiempo vamos reviviendo en el futbol. Y los reclamos siempre de nacionalismo extremo se presentan. Randy Arozarena es un perfecto ejemplo que las puertas no deben estar cerradas para nadie. Todo aquel que tenga el nivel y la pasión por competir y ganar, será siempre más que bienvenido.

Randy, de origen cubano, se transformó en el héroe nacional; fue clave tanto en la ofensiva como en la defensiva. Nos regaló postales maravillosas en el terreno de juego y también con su carisma, enamoró a todos los aficionados que estuvieron en las gradas y a todos los que desde la lejanía seguían en televisión sus hazañas. En resumen, este Mundial, esta selección mexicana, nos regaló lo que faltó hace unos meses en el deporte nacional. Ante este momento de crisis en el futbol, el beisbol saca el pecho.

Hace unas semanas, pocos sabían que estaba por comenzar el Clásico Mundial. Ahora la gente ya pregunta con entusiasmo cuándo será la próxima edición. Aún faltan muchos detalles por cerrar, pero, por lo pronto, ya existe acuerdo con la MLB para que el próximo torneo se realice dentro de tres años, lo más seguro es que sea también en marzo y nuevamente se compartan entre América y Asia las sedes para la fase de grupos (dos ciudades en cada continente). Y sin tratar de crear mucha emoción, la Ciudad de México ya suena como una posible sede para fase de grupos.

Los juegos tan dramáticos de la novena mexicana y el gran ambiente de la afición en las gradas durante el Clásico pueden ser un impulso para que México sea sede, ojalá se confirme. El Clásico Mundial llegó a su fin, con dos de las grandes potencias de este deporte y fue finalmente Japón quien se coronó con marca perfecta. Una muestra más que la novena mexicana tuvo a los orientales en la mano y como lo dijo el mánager Benjamín Gil, el gran ganador, fue el beisbol mexicano, y por ello, hay que quitarnos la gorra.