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David E. León Romero

Emblemático Metro

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Los boletos físicos del Metro de la Ciudad de México serán eliminados poco a poco y en el futuro cercano el acceso será sólo posible mediante la Tarjeta de Movilidad Integrada. Esta noticia resulta una extraordinaria oportunidad para ahondar un poco en una de las instalaciones estratégicas más importantes del país, que brinda servicio desde hace décadas a millones de usuarios y que vive un proceso complejo ante la gran demanda de movilidad por parte de los capitalinos y los habitantes de la zona del Valle de México.

Fue el presidente Díaz Ordaz quien en 1969 inauguró la primera línea del Sistema de Transporte Colectivo Metro, obra que comenzó en el año de 1967. Su importancia es tal, que forma parte de la rutina de más de 4 millones de mexicanos diariamente. Su valor es incalculable, gracias a que transporta de manera medianamente eficiente a millones de pasajeros a un precio realmente bajo —obviamente subsidiado— que aún así para algunos sectores de la población resulta complicado de costear.

Como cualquier otro sistema de esta magnitud, cualquier intervención que se busque ejecutar intentando mejorar sus condiciones para brindar un mejor servicio, resulta sumamente compleja. A la par de sus fortalezas y oportunidades, existen debilidades y amenazas de las que participan distintos actores, que complican la resolución de problemas.

Desafortunadamente, las últimas dolorosas noticias que han costado la vida de usuarios, ponen luz en una serie de retos que mediante distintas estrategias deberán ser atacados. A pesar de que el presupuesto que el Gobierno capitalino destina a su conservación y mantenimiento crece año con año, no resulta suficiente para atender todas las necesidades que el sistema presenta. Además de ello, existen años que el subejercicio, que no es más que no gastar la totalidad de los recursos asignados, ha estado presente. No podemos dejar de lado, que el precio del boleto no ha sido actualizado en 10 años, cuando en el 2013 fue incrementado de 3 a 5 pesos. El paso del tiempo ha hecho mella y es momento de tomar decisiones —sumamente complejas — en torno a su modernización.

Las instituciones son de carne y hueso gracias a las personas que las integran. En este caso, más de 14 mil hombres y mujeres —ellas, casi el 40 por ciento del total de la plantilla—, trabajan diariamente por mantener, conservar y operar nuestro Metro, en condiciones realmente desafiantes y por momentos sumamente adversas. Entre tanto ruido, se nos olvida reconocer que son pocas las instituciones a nivel mundial que tienen la capacidad, calidad y eficiencia para atender millones de personas en un solo espacio y momento con los estándares que nuestro Metro lo hace.

Doce líneas y 195 estaciones que componen una red de 226 kilómetros que forman parte de la vida diaria de millones, y por ende, de su historia. Para todos quienes forman parte de esta gran institución un merecido reconocimiento. A la par, deberemos echar mano del talento, experiencia y oficio de los mejores para poner a punto una institución indispensable para la vida de la Ciudad y sus alrededores.