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Por mirarnos el ombligo

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Nunca pensé que hubiera un candidato o candidata que pudiera obtener más votos que Andrés Manuel López Obrador; Claudia Sheinbaum lo logró, obteniendo cerca de 36 millones de sufragios. 

En contraste con la alegría y la esperanza de muchos de los integrantes de ese grupo de millones de votantes que dieron el contundente triunfo a Morena, percibo sorpresa y una serie de emociones negativas en un sector pequeño y particular de la población. Voces de una minoría que no ven —o no habían visto— a los individuos que componen otro México distinto al suyo. 

Cada quien podrá construir un análisis acerca de si el nuevo gobierno será bueno o malo; en muchas ocasiones, esa valoración no se hace en función del conjunto, sino de cómo cree que le va a ir a aquel que opina, o con base en pronósticos de tragedia que a través de distintos mensajes se construyen (basta recordar que algunos agoreros decían que por estos días el tipo de cambio rondaría los 35 pesos, y que la inversión extranjera jamás llegaría, dos augurios que nunca se cumplieron). 

Nadie puede asegurar qué pasará. De lo que sí estoy seguro es que a este nuevo gobierno lo eligieron 36 millones de personas. Ni en los tiempos en que el Estado organizaba las elecciones, los candidatos presidenciales fueron electos con tal cantidad de votos.

¿Qué fue lo que pasó? Que un gran número de mexicanos en México y fuera de nuestro país están contentos con su Gobierno. Ese otro México que para algunos resulta limitado e inferior, encontraron en Andrés Manuel López Obrador y en Morena un cambio de vida. Ese otro México se identificó con un Presidente cercano y empático que por fin les hizo sentir su preocupación y respaldo, a diferencia de la gran mayoría de los anteriores mandatarios.

A los integrantes de ese otro México con Andrés Manuel López Obrador y su movimiento les ha ido mejor; si bien persisten muchas asignaturas por remediar, la gran mayoría de esos mexicanos reciben hoy un apoyo económico mensual a través de uno o más programas sociales y vieron triplicado su salario, lo que les permite un mejor nivel de vida. Si tienen más, se sienten mejor representados, más apapachados, y se identifican con sus gobernantes, ¿qué nos hace pensar que castigarían al actual Gobierno votando por algo diferente?

En ocasiones solemos estar inmersos en círculos pequeños expuestos a noticias, opiniones e impulsos muy particulares. México es un pueblo de pueblos muchísimo más amplio y diverso que aquellos espacios en los que rutinariamente la mayoría de nosotros nos desempeñamos. Algunos suelen llegar a conclusiones mirándose el ombligo.

Más allá de filias y fobias políticas, y del pronóstico de acciones y posibles resultados del gobierno entrante, esta elección, que ha sorprendido con sus resultados a un pequeño grupo de mexicanos, resulta un buen pretexto para salir por un momento de nuestro entorno y ser empáticos con el otro. La sorpresa se la llevaron unos pocos, la gran mayoría restante, anticipaba claramente el resultado.