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Francisco Reséndiz

Tras Matamoros… la tensión, la presión y el enfado

LAS BATALLAS

Francisco Reséndiz
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Lo ocurrido en Nuevo Laredo y Matamoros detonó una serie de respuestas en la 4T que tiene muy preocupado a actores relevantes del Servicio Exterior Mexicano pues, nos comentan, la relación de México con Estados Unidos está al borde de caer en un tobogán de desencuentros que complicaría la de por sí ya difícil relación política, económica y social entre ambas naciones.

De acuerdo con fuentes del más alto nivel, en un sector duro de Washington no gustó la ambivalencia que ha presentado el gobierno de México para enfrentar tanto la crisis de fentanilo como el secuestro y asesinato de ciudadanos estadounidenses y que ello ha despertado entre políticos y poderosos grupos económicos con intereses en suelo mexicano una creciente desconfianza al gobierno mexicano.

Esa presión y la preocupación misma del gobierno estadounidense por la muerte de sus ciudadanos en Tamaulipas se ha visto reflejada en constantes visitas del embajador Ken Salazar a Palacio Nacional, la decisión de la Casa Blanca de enviar a México a su especialista en seguridad Liz Sherwood-Randally la reunión anoche del presidente López Obrador con congresistas estadounidenses encabezada por el republicano Jason Smith.

Y del lado mexicano, la preocupación por esta crisis se refleja en instrucciones de la Cancillería a los consulados para la defensa de connacionales y el viaje del canciller Marcelo Ebrard para encabezar en la Unión Americana “la defensa de la soberanía mexicana” y tratar de desmontar la intención de legisladores -como el senador Lindsey Graham y el congresista Dan Crenshaw- para que fuerzas armadas estadounidenses intervengan en territorio mexicano contra cárteles del narco.

La cosa no está tan fácil pues.

La molestia en el gobierno de Estados Unidos –nos dicen agentes diplomáticos- surgió luego de que durante la Cumbre de América del Norte, realizada en enero en Palacio Nacional, el presidente Biden planteara a López Obrador ser más audaces para enfrentar el problema del fentanilo pues México ya no era el puente para esta sustancia que llegaba desde China sino que se había convertido en productor y que hubo una respuesta tibia.

Esto llamó la atención al gobierno estadounidense pues hay al menos dos instrumentos firmados -uno el 8 de octubre de 2021 y otro el 12 de julio de 2022- donde México se compromete con Estados Unidos a enfrentar con energía la producción de fentanilo –sustancia que se mezcla con otras drogas para potenciar su efecto y su adicción pero además el riesgo de muerte.

“Reafirmamos nuestro compromiso de trabajar juntos para abordar las principales cuestiones de seguridad que afectan a nuestros países, incluidos los desafíos que plantean el fentanilo (…) Nos comprometimos a establecer un grupo de trabajo operativo entre EE. UU. y México para interrumpir la circulación de fentanilo hacia nuestros países”, acordaron en julio de 2022.

Y en octubre de 2021 determinaron:

“Nos comprometemos a enfocarnos en los importadores de precursores químicos y sus redes financieras, con especial atención a las empresas importadoras sospechosas de desviar precursores químicos para la producción de drogas sintéticas, como el fentanilo”.

Tras los hechos de Matamoros –donde cuatro estadounidenses fueron secuestrados y dos de ellos asesinados por una facción del Cártel del Golfo- y en Nuevo Laredo –donde soldados del Ejército Mexicano acribillaron a cinco jóvenes, entre ellos un estadounidense-, el presidente López Obrador ha dado explicaciones y expuesto ante, enviados de Washington, todas las acciones y logros para poner un alto al fentanilo.

En caso de que el gobierno de México no presente en breve una acción contundente para superar este desencuentro, nos comentan, actores políticos de ambas naciones pudieran enfrascarse en un debate ideológico que en nada ayudará a terminar con el flagelo del fentanilo, las adicciones, el tráfico de armas y dinero y otros negocios que tiene bajo su control el crimen organizado transnacional en ambas naciones.

RADAR

Las cosas para Morena no parecen ir “viento en popa” (dirían los clásicos) rumbo a la campaña electoral por la gubernatura del Estado de México, pues de acuerdo con la encuestadora Mitofsky a un mes de que las dos candidatas inicien su trabajo proselitista la morenista Delfina Gómez aventaja sólo con 8 puntos a la aliancista Alejandra del Moral.

El dato llama la atención pues la ex secretaria de Educación Pública llegó a estar hasta 25 puntos adelante de la ex alcaldesa de Cuautitlán Izcalli y otrora secretaria de Desarrollo Social del gobierno del Estado de México.

La casa encuestadora dio a conocer que las preferencias electorales por los partidos que integran Va por el Estado de México es de 33.1 por ciento, mientras que por Morena, PT y Verde Ecologista es de 41.7 por ciento, una diferencia de 8.6 por ciento, la cual ha venido cerrándose en las últimas semanas.

Por candidatas, Alejandra Del Moral cuenta con una preferencia de 32.6 por ciento y Delfina Gómez de 42.2, una diferencia de 9.6 por ciento, lo cual muestra que sigue creciendo en la intención de voto la precandidata electa del PRI, PAN, PRD y Panal.

Pero además, el levantamiento realizado entre el 4 y el 6 de marzo destaca que el 25.2 por ciento de las y los mexiquenses aún no declara por quién votará el próximo 4 de junio, por lo que en la elección para gobernadora del Estado de México aún nada está decidido. ¿Encenderán las alarmas en la 4T?