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Guerra en Israel: estrategia versus táctica

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Tan sólo horas después del ataque de Hamas a Israel el año pasado, Netanyahu se reunió, según reportes del periódico Haaretz, con un grupo de asesores para formular una campaña mediática. El objetivo era convencer al público israelí, primero, de que él y su gobierno no fueron los culpables del ataque y, segundo, de que Israel está ganando la guerra, pero que para conseguir una “victoria total” ésta tiene que seguir indefinidamente.

Su objetivo es mantenerse en el poder a toda costa y, para lograrlo, como lo ha hecho en toda su carrera, Netanyahu ha enfocado todas sus energías no en traer seguridad al país, proteger a su pueblo o lograr victorias estratégicas, sino en imponer una narrativa mediática y política que le favorezca.

Además de crear una campaña sucia a través de redes sociales y aliados en el parlamento y los medios para señalar al ejército y a las fuerzas de seguridad como los únicos responsables del ataque (como si él no hubiera sido el jefe de Estado los últimos veinte años), la estrategia mediática del primer ministro tiene dos vectores. El primero, asegurarse de que en el imaginario público hay siempre una meta aparentemente indispensable, que justifica la continuación de la guerra y que, de sólo conseguirse, conllevaría a la victoria total. Un día esta meta era la conquista de Rafah; ahora es el control del punto fronterizo entre Gaza y Egipto. Una tras otra, Israel ha conseguido las metas que el primer ministro ha señalado como indispensables. Poco ha cambiado. Hamas sigue en pie, los rehenes siguen bajo tierra, miles siguen desplazados y la guerra sigue su curso. Victorias tácticas a cambio de derrotas estratégicas.

El segundo vector de su campaña es tratar de celebrar toda victoria táctica de Israel, a pesar de que muchas veces su efecto sea imperceptible. Israel logró repeler el ataque iraní; eliminar al líder político de Hamas en Teherán y a varios de los altos mandos de Hezbolá, e incluso, al parecer, prevenir un ataque masivo de Hezbolá la semana pasada. Además, Israel ha eliminado alrededor de 70 por ciento de los militantes de Hamas. Netanyahu se ha negado, hasta el día de hoy, a asumir la responsabilidad por la masacre del 7 de octubre, por el contrario, en cada victoria táctica Netanyahu se ha asegurado de que todo el público israelí sepa quién está al mando.

Israel está en la peor posición estratégica de su historia. La frontera norte se ha reducido y decenas de miles se han convertido en refugiados en su propio país; Europa y Estados Unidos han perdido la paciencia y Rusia y China, que se pensó en algún momento podrían ser aliados del país, le han dado la espalda favoreciendo a Irán. El mundo árabe sunita, que estaba a punto de entrar en una alianza histórica con Israel, parece también alejarse de Jerusalén; los rehenes mueren día con día y las divisiones en la sociedad israelí, así como la crisis económica, sólo se profundizan. Ninguna hazaña del Mossad o del sistema de defensa área ni ninguna batalla podrán cambiar esta realidad. Sólo un acuerdo de cese al fuego en Gaza, que, además de traer a los rehenes de vuelta, podría dar puerta a la pacificación del norte y regresar al país a su curso. Ésta es la diferencia entre estrategia y mera táctica.