a

En Israel el régimen retiembla

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Las imágenes aún no han llegado a la prensa internacional, pero en estos momentos ocurre en Israel un fenómeno raramente visto, decenas de miles de personas han salido a las calles a demandar un tratado de liberación de los rehenes, un cese al fuego y elecciones.

Pocas veces en la historia un grupo tan grande de ciudadanos se organizó para protestar contra el gobierno en el ápice de una guerra; quizás el ejemplo más reciente fue en la guerra de Vietnam, dentro de Estados Unidos.

Sin embargo, las protestas son sólo las cenizas de un país a punto de explotar. A más de nueve meses del inicio de la guerra, se puede concluir con certeza que Netanyahu es el peor líder de la historia de Israel y uno de los peores en la historia del pueblo judío, como el primer ministro que llevó al país a la más profunda de sus no pocas crisis. Centenas de muertos, miles de heridos, cientos de miles de desplazados y un país absolutamente dividido.

De Gaza los rehenes no han regresado y miles de civiles palestinos inocentes y soldados continúan muriendo en una guerra que comenzó como un destino inevitable y terminó convirtiéndose en un fin en sí mismo. En el norte, miles siguen sin poder regresar a sus casas y la guerra contra Hezbolá parece más probable que lejana. Internamente las grietas que definen las placas de una sociedad diversa y dividida se profundizan. Frente al exterior, Israel continúa perdiendo apoyo y, por si esto fuera poco, Netanyahu, en una apuesta que puede resultar desastrosa para la seguridad del país, salió públicamente a calumniar al presidente Biden esta semana, proveyendo municiones a Donald Trump con la esperanza de que un nuevo régimen en Washington salve su carrera política. A todo esto se le sumará en los próximos meses una crisis económica cuando el gobierno, que continúa pidiendo dinero prestado para sostener la seguridad del país, tenga que hacer dolorosos recortes.

Con todo esto que acontece en conexión y en paralelo cabe preguntarse ¿cómo es posible que Netanyahu siga en el poder? La respuesta simple es que la coalición del primer ministro está tratando de ganar tiempo, esperando que si tan sólo unos meses más pasan el público se olvidará de su fracaso y negligencia. Netanyahu está dispuesto a darle todo a sus aliados a cambio de su apoyo; sin embargo, hasta sus propios acólitos tienen límites. Esta semana se discute en el Parlamento una ley que le otorgaría al público judío ortodoxo el privilegio de abstenerse del servicio militar. En medio de una guerra, donde cientos de miles han sido llamados a las reservas y donde semana con semana se acumulan los soldados caídos está puede ser la gota que derrame el vaso.