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Guillermo Hurtado

Pasado y futuro de la filosofía mexicana

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Esta semana se celebró en la Universidad Autónoma del Estado de México el primer congreso internacional de filosofía mexicana. Durante cuatro días, se presentaron más de doscientas ponencias sobre diversos temas en torno a este campo de estudio. Lo que mostró este evento es que existe una masa crítica de especialistas e interesados en la filosofía mexicana que es equiparable, no sólo en tamaño, sino también en calidad, a la de cualquier otra rama de la filosofía. Hace veinte años, un congreso de este tipo hubiera resultado impensable. Además de que el número de académicos que se dedicaban a este tema era pequeño, no se pensaba que este tipo de estudios pudieran suscitar el interés de suficientes alumnos y profesores de México y, no digamos ya del resto del mundo.

En el congreso hubo ponencias sobre la filosofía precortesiana, filosofía actual de los pueblos originarios, filosofía novohispana, filosofía del siglo XIX, filosofía del siglo XX, la filosofía de los mexicanos hecha en los Estados Unidos y la metodología de la historiografía de la filosofía mexicana. La filosofía mexicana está conformada por varias tradiciones de pensamiento. Más que una isla es como un archipiélago. Para estudiarla a fondo hay que realizar una labor colectiva organizada.  

Lo que pudimos presenciar estos días fue la consolidación de una comunidad intelectual de profesores y estudiantes interesados en la filosofía mexicana. No es lo mismo una multitud que una comunidad. Una multitud de personas es simplemente una gran cantidad de ellas, una comunidad, en cambio es un tejido de muchas personas vinculadas por creencias, emociones y fines compartidos. Por lo anterior, podemos decir que el Primer Congreso Internacional de Filosofía Mexicana marca un hito en la historia de la filosofía mexicana. Es digno de subrayar que esta comunidad es internacional, es decir, sus integrantes no sólo proceden de México o viven en México, sino que proceden de otros países y viven en otros países. Este dato es relevante, porque la internacionalización del estudio de la filosofía mexicana la coloca en una misma dimensión de otras filosofías nacionales, como la filosofía francesa o la alemana. Del mismo modo en que hay estudiosos de la filosofía de Kant o de Hegel en todos los países del mundo, podemos esperar que en un futuro cercano también haya estudiosos de filósofos mexicanos, como Vasconcelos o Zea, distribuidos en todos los rincones del globo.  

Así como se ha resaltado el sitio que ocupa la literatura mexicana o las artes plásticas mexicanas en la cultura universal, es momento de incluir a la filosofía mexicana en esa misma liga. La pregunta que no podemos dejar de plantearnos es la de por qué nos hemos tardado en reconocer lo anterior. Me parece que la respuesta a esta interrogante tiene dos flancos. Por una parte, la filosofía hegemónica en Europa y los Estados Unidos ha sido muy celosa de lo que ellos consideran es la tradición filosófica occidental. Por otra parte, los mexicanos hemos padecido algo así como un sentimiento de inseguridad respecto a su pensamiento filosófico, como si supusiera que podíamos pintar obras maestras o escribir novelas admirables, pero éramos incapaces de construir filosofías de altura mundial. Esos dos muros, el externo y el interno, han comenzado a caer.  

La filosofía se ha enseñado en las escuelas mexicanas desde hace siglos, sin embargo, este año dejará de enseñarse de manera rigurosa y metódica en las escuelas de educación media superior de la SEP. Las asignaturas filosóficas tradicionales, como las de lógica o ética, serán reemplazadas por una denominada “Humanidades” que no es, de ninguna manera, equivalente a las anteriores. Tal parece que el gobierno federal asume que los jóvenes mexicanos no necesitan aprender filosofía, como sí necesitan, en cambio, aprender otras cosas, como matemáticas o computación o historia. Lo que se olvida dentro del gobierno es que el artículo tercero de la constitución incluye a la filosofía entre los saberes que deben ser impartidos por el Estado en la escuela pública. Es muy triste darse cuenta de que al mismo tiempo en el que el estudio profesional de la filosofía mexicana florece por todos lados, la enseñanza de la filosofía en México en el nivel medio superior se disuelve peligrosamente.