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Viejos y nuevos partidos

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Pasada la tempestad de las elecciones, no viene la calma, pero sí el momento de la oposición de replantear sus objetivos y sus estrategias. El primer resultado, que ya se veía venir, es que el PRD pierde su registro a nivel nacional. México se queda, por lo mismo, sin una oposición de izquierda. Todas las opciones quedan, de una u otra manera, hacia la derecha del régimen.

La unión del PRI, el PAN y el PRD se la pasó dándole la vuelta al tema ideológico. En algún momento dijeron que adoptarían una posición socialdemócrata, luego afirmaron que como el objetivo era sacar a Morena del poder, la cuestión ideológica era irrelevante, que sólo era un distractor en la coyuntura. En consecuencia, no le quedó claro al electorado si la coalición PRI, PAN, PRD era de centro, de izquierda, de derecha, o de todo lo contrario. Lo único que quedaba claro es que era una coalición anti-Morena o mejor dicho anti-López Obrador.

 En esta columna he afirmado que no tiene mucho sentido intentar encasillar a Morena dentro de los parámetros tradicionales de la izquierda o la derecha. En algunas cosas, el régimen es de derecha, en otras cosas, es de izquierda. Sin embargo, eso no impide que desde la oposición se tomen posiciones que sí sean de izquierda o de derecha en el sentido más común de los términos.

 ¿Qué hará ahora el PAN? ¿Se irá hacia el centro o hacia la derecha? Se pueden adivinar presiones para que vaya más hacia la derecha, hacia una posición semejante a la del Partido Popular en España o incluso a la del partido Vox de ese mismo país. Desde esta propuesta, no sólo se defendería la democracia liberal constitucional —punto de acuerdo con el PRI y el PRD— sino, además, una agenda abiertamente conservadora en cuestiones económicas, sociales y morales.

 Después de la debacle electoral, el voto de parte de la derecha mexicana podría ser recogido por un nuevo partido que surgiera de la llamada Marea Rosa, y que defendiera una agenda centro derechista desde una posición que la distinguiera de la partidocracia desprestigiada. Este nuevo partido podría ser encabezado por Xóchitl Gálvez y patrocinado por Claudio X. González. El argumento que podría esgrimirse a su favor es que los votantes rosas de Xóchitl fueron traicionados por los partidos de la coalición, y que hace falta una nueva opción en el escenario político que se prepare para vencer a Morena en 2030.

 Por el lado de la izquierda partidista no se ven muchas opciones. Dudo que Movimiento Ciudadano se mueva más hacia la izquierda de Morena en un futuro inmediato. Y del PRI ya mejor ni hablar: es una ruina. México se queda, por lo mismo, sin una oposición electoral de izquierda que pueda competir por el poder desde ese flanco.