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Hector Badillo

Aumenta el “turismo de riesgo”

DESDE EUROPA

Hector Badillo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El avance tecnológico también ha hecho evolucionar las experiencias turísticas que se están convirtiendo en riesgosos viajes para excéntricos y gente adinerada que pone en riesgo su vida a cambio de una experiencia exclusiva.

Un ejemplo de este llamado “turismo de riesgo” es lo que sucedió la semana pasada con el accidente del sumergible Titán, de la empresa OceanGate, en el que murieron 5 personas tras sufrir una implosión en este transporte marino, que por una falla no resistió la presión del océano durante su inmersión para encontrarse con las ruinas del famoso Titanic que descansa en el mar Atlántico.

La impresionante misión de rescate que mantuvo a mucha gente pendiente de las noticias se repartió entre cuatro países: Estados Unidos, Canadá, Francia y Reino Unido, los cuales aportaron medios y tecnología para encontrar el desaparecido sumergible que al final se dio por perdido.

Uno de los tripulantes era el director ejecutivo de OceanGate, Richard Stockton Rush III, descendiente de Richard Stockton y Benjamin Rush, firmantes de la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Este excéntrico empresario estadounidense aseguraba en entrevistas que la regulación actual estaba atrasada con respecto a los avances tecnológicos y por eso decidió saltarse las normas de seguridad y la homologación que necesitaba el transporte sumergible.

Alrededor de este trágico accidente hay un sin fin de dudas e interrogantes al basarse sólo en suposiciones de lo que pudo suceder con el submarino, pero se abre un panorama para categorizar este tipo de experiencias peligrosas, a las cuales pocas personas tienen acceso y ponen en riesgo su vida a cambio de una experiencia única.

Los pasajeros del Titán que se adentraron en lo profundo del océano firmaron un consentimiento explícito en el que se les advertía del posible riesgo de perder la vida y aun así decidieron realizar el mortal viaje submarino con un costo de 250 mil dólares, más de cuatro millones de pesos. La firma de estos convenios le sirve a la empresa para evitar que las familias puedan solicitar una indemnización por la muerte de sus seres queridos.

Dentro de este rubro de la industria turística también se están realizando viajes al espacio exterior y se quiere llegar hasta a la luna en un cohete para viajeros con capacidad para costear un viaje de esas características. Este turismo también se considera de alto riesgo por lo complejo del viaje y al analizar que éstas serán las primeras experiencias turísticas fuera del planeta.

En el caso de los viajes al espacio, las autoridades son más reacias con las condiciones que deben cumplir las empresas, a diferencia de lo que sucedió con el Titán y la falta de regulación de la compañía que brindó el servicio y que muy posiblemente será un preámbulo para la regulación de inmersiones turísticas tan complejas.

Así comienza una nueva industria para ricos que quieran aventurarse a las peligrosas profundidades del océano o viajar al espacio exterior de la mano de la tecnología y de un riesgo latente a cambio de una experiencia única y de acceso limitado. Buena suerte.