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Javier Solórzano Zinser

Sin decidir va decidiendo

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

A Marcelo Ebrard se le está acabando el tiempo y la capacidad de maniobra. Ha dejado de provocar expectativa como lo hiciera hace 15 días, cuando se llegó a convertir en el personaje que paradójicamente más llamó la atención siendo que no ganó la elección de Morena.  

La expectativa que se creó se ha ido diluyendo, al tiempo que Claudia Sheinbaum se ve cada vez más candidata, está tomando decisiones y los propios morenistas van creando en su entorno una actitud de reconocimiento. 

No hay cómo reponer el proceso, a pesar de algunas denuncias que merecían un mínimo de atención por el coordinador del proceso, que, todo indica, ya regresó a gobernar Sonora. 

Desde el principio quedó claro que, más allá de ser la corcholata favorita, Claudia Sheinbaum estaba en el radar del inquilino de Palacio Nacional. Revisar el proceso no iba a cambiar el resultado, el problema no fue mayor por la gran diferencia que había entre Claudia y Marcelo. Sin embargo, el haber revisado a detalle las cosas podría crear antecedentes para lo que se le viene a Morena en que con todos los cargos que hay en juego en más de algún caso se la van a pasar bajo el máscara contra cabellera, más con la idea presidencial de que el nombre del juego son las encuestas. 

En torno a Ebrard se darán consideraciones, pero también va siendo claro que si sigue jalando la liga lo van a tener en la mira de forma muy distinta de como lo tienen ahora. 

Da la impresión de que se le está acabando el vuelo a Marcelo. Las condiciones ya no le son favorables y en Morena están con la idea de que regrese, aunque en voz baja se planteen lo contrario. Está buscando la mejor manera de salir del embrollo, porque aunque se queda en el partido rompió con la dirección, si nos atenemos a sus declaraciones, y también de alguna manera tomó distancia con la ahora candidata. 

La creación de una AC, porque por ahora, dijo, no se pueden crear partidos, deja entrever que está alargando el tiempo para buscar el mejor momento o algo parecido para separarse; está en medio de un proceso en donde sin decidir va decidiendo. 

Plantearse formar una corriente a estas alturas no es el mejor camino, porque en Morena los llamados “duros” son quienes van gobernando el partido. Ebrard no ha sido bien visto por esta corriente, más bien en muchos casos lo han menospreciado y lo señalan como un personaje que no está del todo integrado a Morena. 

Con Marcelo empieza a desarrollarse la memoria efímera. Se va olvidando lo que hizo en la construcción y el desarrollo del partido. 

Claudia Sheinbaum sabe que al interior de Morena no solamente se debe buscar entenderse con Ebrard. Existen diferencias que requieren de una muy detallada operación cicatriz. No es casual que en el recorrido que está haciendo por el país ha mantenido como constante en su discurso la importancia de la unidad, buscando crear condiciones para que se pueda dar la mayor conciliación. 

Claudia va a buscar hasta donde le sea posible algún tipo de conciliación con Ebrard dejando testimonio de ello y haciendo ver que por ella no quedó. 

Quizá pasa por esta búsqueda más lo que piensa el Presidente que lo que piensa ella, porque a lo largo de los últimos años la convivencia entre las dos corcholatas más importantes del Presidente fue menor y en muchos casos distante y casi nula. 

Lo que Marcelo ya debe saber es que Claudia ya actúa como candidata. Va teniendo el control del partido, aunque todavía reciba “opiniones” de quien fue clave para que sea ungida. 

Ebrard está en el proceso en que va decidiendo sin decidir. 

RESQUICIOS.

Es cierto como dice el Presidente que con el desfile del sábado se puso una mayor atención que en otras ocasiones. Es cierto también que cada año se invita a todos los gobiernos para que participen en el desfile, pero también es cierto que no podemos abstraernos de la geopolítica. Rusia lleva más de un año intentando invadir Ucrania y Nicaragua está en la inminencia de una dictadura de la cual no se dice nada.