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Madres buscadoras. Fuertes y solas

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Veracruz.- No va a cambiar la forma en que el Presidente ha atendido, o quizá desatendido, el tema de las madres buscadoras. Ha sido un largo peregrinar en busca de los suyos. El Presidente se ha negado a recibirlas siendo que es un tema de lo más sensible y doloroso.

En su visita a México las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina abordaron el tema. Con prudencia, por obvias razones, plantearon la importancia de que López Obrador se reúna con ellas. Sin embargo, no lo ha hecho ni lo hará.

Hemos tenido oportunidad de conversar con diferentes colectivos de madres buscadoras a lo largo de al menos 10 años. Uno de ellos es El Solecito de madres veracruzanas. Es uno de los tantos casos en que la búsqueda tiene que ver con los familiares y amigos de los hijos desaparecidos. Poco o nada ayudan los gobiernos estatales, más bien, en muchos casos de administraciones morenistas, que no en todas, existe un desdén que impide una relación directa y un reconocimiento del problema que es colectivo y de todos.

Las experiencias de El Solecito enmarcan lo que sucede en buena parte del país. En una de las muchas marchas de las madres buscadoras una persona se acercó a una de ellas para decirle que a menos de 3 km del centro de Veracruz puerto estaba una fosa clandestina.

Después de tantas falsas alarmas nadie se esperanzó, pero lo que sí hicieron fue ir a la zona donde presumiblemente existía la fosa clandestina. La gran sorpresa fue que efectivamente había restos humanos, se calcula que no menos de 10, todo ello a menos de 3 km del centro histórico veracruzano.

El hecho no cambió en nada la acción de quien era entonces el impresentable gobernador, Javier Duarte. Las cosas en los últimos años no han cambiado. Se repite una dinámica como sucede en otros estados sin que exista al menos la sensibilidad y solidaridad de lo que están viviendo muchas familias.

En los últimos años hemos visto cómo se tienden a minimizar muchos de los problemas que tenemos. Pareciera que al hacerlo desaparecen los problemas como si se metieran debajo de la alfombra o se volteara la mirada para no ver lo que está sucediendo.

Lo que pasó recientemente en la CDMX, en donde presumiblemente existían cuerpos enterrados en una alcaldía, para lo único que sirvió es para la politiquería y para perder el sentido de la sensibilidad. Cabe que haya sido una falsa alarma e incluso un intento de provocación.

Sin embargo, la rapidez con la que respondió el Gobierno capitalino y la rapidez con que materialmente borraron todo tipo de pruebas en la zona, lo único que dejó fue mayor incertidumbre. Con todo el tiempo que se requiere para identificar cuerpos enterrados, va de 48 a 72 horas, en menos de seis horas limpiaron el terreno y aseguraron con plena autoridad que no había nada.

Si bien este caso puede generar dudas, lo que no se puede soslayar es que tenemos una gran cantidad de fosas clandestinas ante las cuales, en muchos casos, no se ofrece la más mínima atención. Son las madres buscadoras las que con su esfuerzo, convicción, amor de madres y sus propios recursos, se dedican a buscar a sus hijos en donde intuyan que están o donde puedan asirse de información por mínima.

Ya es de nuevo un tema pendiente, lo fue en el pasado y ya lo es en el presente, muy probablemente va a perseguir al Gobierno en cuanto deje el poder.

Será un asunto obligado para quien gane las elecciones. Es necesaria una nueva actitud. Es un tema que duele y a veces duele más por la desatención que se le da.

RESQUICIOS.

Ayer en la tarde-noche se llevó a cabo el segundo debate al gobierno de Veracruz en el cual tuvimos la oportunidad de participar. Mañana le contamos, pero le adelanto que la organización ha sido puntual, precisa y en pleno consenso entre el OPLE y los partidos políticos, en este terreno no puede haber queja. El debate es de enorme importancia, porque las encuestas han venido presentando nuevos equilibrios.