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Una mala tarde para todas y todos

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Por la buena o por la mala desde la mañana de ayer quedó claro que la aprobación de la reforma al Poder Judicial en el Senado va porque va. 

Lo que no esperaban es que fuera tomada la sede del Senado de manera violenta. Las cosas llegaron al límite de manera lamentable, pero todo resultó ser parte de un proceso en el cual no hubo un diálogo abierto y porque lo sucedido es una reacción de las y los trabajadores del Poder Judicial a lo que a largo de años han sido de manera sistemática señalados, fustigados y agredidos desde Palacio Nacional.

Por ningún motivo podemos aceptar los actos, porque nos colocan en el límite y nos dividen aún más como sociedad. Más allá de que vayan a sesionar en una sede alterna lo que pasó ayer es un claro llamado de atención de la importancia que tiene plantearse en otros términos la reforma al Poder Judicial. Por lo que se ve no hicieron el más mínimo acuse de recibo, siguen en el “regalo” y en el voy derecho y no me quito con dosis de soberbia y desprecio.

No hay manera de avalar la reacción, pero cometeríamos un gran error si no le entendemos y explicamos, independientemente de que hayan aparecido provocadores.

Las cosas en el Senado empezaron mal desde la mañana. En medio de todo tipo de rumores sobre el destino del senador de MC Daniel Barreda y su padre, a lo que se sumó la llegada de Miguel Ángel Yunes Linares al Senado en lugar de su hijo en calidad de suplente, porque no se podía presentar por un problema en su columna, la sesión caminaba a trompicones.

Al momento de la entrega del QUEBRADERO continuamos con una buena cantidad de dudas, confusiones e incertidumbre.

Independientemente de lo que se haya decidido resulta lamentable cómo se llevó a cabo el proceso para tratar de aprobar como fuere la reforma al Poder Judicial. Han sido poco escrupulosos sin olvidar que los y las senadoras, la mayoría, se han sumado al apoyo de una reforma que no fue originalmente aprobada por ellos en comisiones, más bien se las endosaron y la aceptaron jubilosamente.

Fue lamentable la rebatinga y cómo los rumores y las acusaciones formaron parte del preámbulo del debate de la tarde-noche. En más de algún sentido resulta que quienes hoy gobiernan no son muy diferentes, en este sentido, a quienes nos gobernaban.

Ver cómo cobijaron los morenistas a Yunes Linares fue incomprensible. No solamente lo acompañaron, sino que además lo escoltaron a la conferencia de prensa con senadores como Félix Salgado Macedonio en el pleno apapacho. 

Recordemos que hace varios años se señaló a Yunes Linares como el personaje que en una conferencia de prensa del ingeniero Cárdenas en Xalapa le mandó a un grupo de travestis con intentos de desacreditarlo. De la noche a la mañana se le perdonaron todos sus “pecados” como a muchos otros.

También en medio de las conveniencias mutuas pasaron por alto todas las críticas y severos señalamientos que hizo su hijo. Para justificar estas decisiones por parte de la mayoría apuntan a que lo que está de por medio es un tema de Estado y que hay que aprobarlo en función de mandatos de la representatividad del Presidente, de que la mayoría es la personificación del pueblo y del mandato del pueblo mismo.

Igual pasó con el dinero que recibieron los hermanos del Presidente, asunto el cual parece que entró en la nave del olvido. Se justificó con base en que era para la “causa” o algo parecido como si eso permitiera y justificara cualquier ilegalidad.

No dudamos que se vaya a aprobar la reforma. Pero deben valorar los costos. El caos y la irrupción violenta forman parte de todo de lo que hemos pasado estos meses, son los riesgos que en diferentes ocasiones referimos. Mucho tiene que ver con el hartazgo de las y los trabajadores; fue una mala tarde para todos.

RESQUICIOS.

Como en política no hay casualidades habrá que esperar para ver en qué termina la decisión del INE de no aprobar la reelección de Alito en el PRI.