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El Mayo manda un anticipo

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El caso de El Mayo Zambada se está enredando cada vez más. Tenemos la impresión de que por ahora no hay elementos para destrabarlo.

Nos la vamos a pasar echando culpas de uno y otro lado, pero, sobre todo, del nuestro, como de seguro sucederá este día en la mañanera.

Todo es confuso y pareciera que de eso se trata. Desde el principio entre filtraciones de informaciones contradictorias tanto de EU como de México, no atinaron en aclarar qué es lo que había pasado y, sobre todo, quién estaba detrás de lo que había pasado.

Sigue pareciendo contradictorio que un personaje como Zambada pudiera haber caído en un garlito como si no fuera experimentado y no supiera que en buena medida la traición forma parte intrínseca de los cárteles de la droga.

Desde donde se vean los hechos, se viene a confirmar la relación que guarda el poder político con la delincuencia organizada. Parte de lo sucedido fue a la vista, presumimos, de una autoridad que debiera ser vigilante; sin embargo, nadie dio cuenta de ello ya hasta pareciera que las cosas estaban previamente convenidas.

Era obvio que el gobernador de Sinaloa iba a negar el contenido de la carta. Que no estuviera en el estado el día del “secuestro” no necesariamente lo exime del conocimiento que debiera tener de lo que estaba  sucediendo en la entidad que gobierna.

Incluso sin conceder, llama la atención que si la autoridad no estaba al tanto de lo sucedido hemos entrado en el terreno en donde la delincuencia organizada arregla sus asuntos en nuestro país a su antojo en medio de la violencia, las traiciones y la impunidad.

El asunto pasa por muchos vericuetos. Uno de los más importantes es qué tanto los agentes de EU participaron en territorio mexicano. Es importante insistir en la soberanía de nuestro país, pero también es cierto que nos hemos ido dando cuenta por hechos de esta naturaleza que los gobiernos mexicanos son rebasados y tienen muy poca capacidad de reacción, no pareciera que pase el tiempo y menos aún que cambien las estrategias.

Si nos atenemos a lo que el Presidente ha dicho una y otra vez, la lógica indica que puede saber todo lo que le pasa al país, pero en los hechos de nuevo se presentaron situaciones totalmente ajenas al Gobierno.

Partiendo de la versión de que El Mayo habría sido secuestrado en un lugar a la vista de la gente, el cual para acceder solamente tiene una entrada y una salida, y tomando en cuenta el tipo de personajes que se estaba reuniendo, resulta inusual un tinte de complicidad que los servicios de inteligencia del gobierno estatal, incluso el federal, no tuvieran información de primera mano sobre lo que estaba sucediendo.

La carta muy probablemente va a terminar en el juego de verdades y mentiras, todo dependerá de quién hable. Zambada ha dejado de ser útil y ahora se convierte en un riesgo. Se pueden criticar muchas cosas sobre la carta, incluso hay quien la descalifica por estar bien escrita, pero lo cierto es que menciona situaciones y personajes que uno presume podrían ser comprobadas.

Por lo que se menciona hubo asesinatos en medio del “secuestro” de Zambada, hay que sumar el asesinato de Melesio en un hecho que va quedando claro que no le robaron la camioneta. La referencia al gobernador debe ser considerada, porque durante años se ha mencionado que el Cártel de Sinaloa tuvo una presencia en los procesos electorales y en diversas decisiones políticas.

Las cosas no se resuelven con “dar la cara”. Lo sucedido obliga a una investigación que cuestione qué tiene que ver EU y, sobre todo, qué pasó en México para que esto fuera posible.

El Mayo ya mandó un anticipo, habrá que ver si hay nuevas entregas.

RESQUICIOS.

Ayer quedó claro que mucho tendrá que hacer la Marea Rosa para influir y hacerse presente en la sociedad. Tiene a su favor que la oposición está diluida, quizá sólo el PAN pueda resultar un aliado con los riesgos que se corren, con el PRI todo quedó claro ayer; MC ya va por su propia vía.