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La narrativa fue suya, de principio a fin

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Por ningún motivo el Presidente se iba a permitir perder el control de la narrativa.

El Presidente hace de las mañaneras la verdad, independientemente de que lo que plantee esté aparejado a datos, estadísticas y hechos.

En su enésimo ataque contra Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI, además de dedicarle más de una hora en su mañanera, el director de la UIF, un desconocido Pablo Gómez, presentó una serie de datos que no están aparejados con lo que sucede en la organización.

El Presidente con base en ello ha informado que le va a presentar una inconformidad a su homólogo estadounidense por lo que llama intromisión en los asuntos del país. La carta, si nos atenemos a la forma en que funciona USAID, difícilmente trascenderá.

Esta organización no depende de la Presidencia del país, depende del Congreso. La carta o protesta tendría que enviarse en última instancia al legislativo de EU, al cual también podrían señalar por “intromisión” por el hecho de que le otorga al Gobierno mexicano fuertes cantidades de dinero año con año. De lo que envía USAID a México más del 50% se entrega para actividades y programas del Gobierno federal.

No pasa por alto que durante muchos años organizaciones de esta naturaleza sirvieron para entrometerse en asuntos de diversos países en el mundo. Tampoco se soslaya que en tiempos previos a lo que pudiera ser una nueva Guerra Fría en el mundo, EU empiece a mover sus piezas; sin embargo, sin pecar de ingenuos, países como México tienen una dinámica distinta. Tenemos una relación con EU lejana a lo que pasó en los 60, empezando por un tratado que nos hace mutuamente dependientes; lo que es un hecho es que la historia y el papel que asumen que EU debe jugar en el mundo obliga a estar en guardia.

A lo largo del tiempo las intromisiones se dieron particularmente en Centro y Sudamérica, pero las cosas han cambiado y se han matizado debido a que los propios gobiernos han sido escrupulosos y las organizaciones de la sociedad civil entienden muy bien cuál debe de ser su papel. El caso de Cuba siempre será entendible, pero hoy adquiere una dimensión diferente de lo que se envió en el siglo pasado. Cuba pasa por la presión de EU y por el régimen que reprime libertades y participación política.

Donde se hace un uso indebido de los recursos que otorga USAID debieran estar en la mira de la propia organización, a la vez que existe la instancia del Congreso en donde un comité se dedica a una supervisión sobre la distribución de dineros y, sobre todo, lo que se hace con ellos. No es sencillo para ninguna organización tener el aval de la USAID, lo cual insistimos pasa por el Congreso de EU y por un concurso en el que se tiene que participar para poder ser aceptado.

Pareciera que poco o nada importan los hechos. Lo que importa es crear una narrativa respecto a una organización que ha hecho un trabajo escrupuloso para investigar muchos de los asuntos que se viven en el país. No es el objetivo de MCCI crear campañas en contra del Gobierno, lo que hace es una revisión sistemática y profunda del quehacer de la sociedad y particularmente del Gobierno.

Pareciera que todo es normal y no lo es. No es normal que se den a conocer datos personales de quienes trabajan o han trabajado en MCCI, para eso tenemos al Inai para que nos defienda al que quieren desaparecer no casualmente.

La narrativa la controla el Presidente. Empezamos con el estás conmigo o contra mí y así terminamos bajo una versión corregida y aumentada. Ayer ya como Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, además de rendirle tributo y pleitesía a López Obrador, abrió algunas puertas, ya veremos.

RESQUICIOS.

Nadie se asusta con el uso del lenguaje de Ana Gabriela Guevara. El problema es que en lugar de debatir lo importante todo cae en la banalidad. Lo paradójico es que el Presidente la apoya cuando el deporte mexicano entre la Conade y el COM es, para hablar en términos de Ana Gabriela, un verdadero desmadre.