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Javier Solórzano Zinser

Quieren el INE

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Por:

La evolución democrática obliga a revisar sistemáticamente al INE. En cada proceso electoral surgen nuevas circunstancias que deberán ser contempladas, y más vale aprender de ello. 

A partir de los procesos electorales, el INE se convierte en el centro de la crítica y las propuestas, tanto de la sociedad como de los partidos.

Hay de todo. Desde quienes lanzan críticas porque fueron derrotados o aseguran que hubo fraude, pasando por quienes encuentran una oportunidad para resolver los problemas que el INE no habría contemplado.

Todo parte de una experiencia del proceso, el cual sólo participando y viendo en su desarrollo se puede entender y conocer. Ésto ha sido la tónica posterior a las elecciones.

Si bien en un tiempo los procesos fueron controlados por el Gobierno, más que por el Estado, estamos ahora en medio de una evolución y una confiabilidad cada vez mayor de la forma en que las elecciones se desarrollan en México.

Hoy por hoy, el INE es una de las instituciones más confiables del país, según una investigación reciente del Inegi.

En cualquier proceso electoral, el árbitro es el centro de la controversia. Las derrotas, las victorias y los intereses afectados invariablemente señalan al árbitro como responsable, pasando por alto que todo esto es producto y aspiración de la sociedad. El Instituto está construido con base en el debate, la historia y la decisión de los propios partidos.

En su tiempo al PRI no le quedó de otra que abrir la puerta de la democracia ante un muy importante empuje del PAN, pero sobre todo de la izquierda.

No estamos ante la mejor de las controversias sobre el INE. No se están discutiendo los grandes temas de la democracia, más bien estamos en los terrenos en que quedan claros los intereses.

Por un lado aparece un influyente empresario, cercano al régimen, el cual no se distingue precisamente por su gen democrático, quien plantea que hay que desaparecer al INE. En el camino quizá se vea afectado por las nuevas pautas para los medios que el Instituto determinó. Es el personaje que ante el asesinato de Paco Stanley se preguntó para qué nos sirve la democracia.

Por otra parte, está el dirigente del partido mayoritario, quien juega las veces de incondicional y vocero paralelo del Presidente, quien no alertó ni informó a los precandidatos de su partido que tenían que presentar un informe de gastos de precampaña, como marca la ley electoral, a decir del morenista Raúl Morón.

A esto se suma la controversia sobre la sobrerrepresentación. El tema se mueve en terrenos ambiguos. En 2015 para Morena era un asunto prioritario, pero hoy que el INE está aplicando la ley, como lo hizo anteriormente, se habla de sesgo, de “juego sucio” e incluso de “traición a la democracia” de dos consejeros.

El INE es producto del desigual desarrollo político que hemos tenido. Sin embargo, es también un instituto que ha consolidado la democracia. Hemos tenido pasajes en que los consejeros no necesariamente han respondido a las exigencias de una sociedad cambiante, pero también tenemos que identificar que la institución como tal ha cumplido con las imperiosas necesidades que vamos enfrentando en defensa de elecciones justas, transparentes y democráticas.

El presidente de Morena quiere “exterminar” al INE. Las consecuencias serían funestas. El país no empieza ni termina con el presidente ni con Morena. Hay una historia, sin duda controvertida, pero es la que como sociedad nos permitió crear una institución electoral confiable. No tiene sentido histórico ni de futuro crear una institución a imagen y semejanza de quienes gobiernan.

Una victoria no es para siempre y una derrota tampoco es para siempre.

RESQUICIOS

El acucioso y prestigiado Dr. Javier Esteinou de la UAM-X, viene desarrollando, desde el inicio de la pandemia, una investigación sobre la estrategia del Gobierno. Dos frases perfilan algunas de las conclusiones posibles: “cambiaron pruebas y vacunas por votos” y “podríamos estar ante un genocidio”.