a

Javier Solórzano Zinser

Va en serio o anda amagando

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El tiempo dirá si Marcelo Ebrard ha iniciado un rompimiento con Morena, e inevitablemente con el Presidente, o está tratando de ajustar al máximo las reglas de un proceso que si nos atenemos a las encuestas difícilmente ganará, los escenarios van siendo a contracorriente para el excanciller.

Con sus declaraciones si algo logró fue colocar al resto de las corcholatas en su contra. Claudia Sheinbaum, como presunta beneficiada en el proceso, optó por la prudencia, pero Adán Augusto y Fernández Noroña se le fueron a la yugular. 

Suponemos que Ebrard sabe lo que hace. En otros procesos se ha visto afectado haciéndose a un lado, más que por convicción, por prudencia. Es probable que esté en su cabeza una repetición de lo que ha vivido, particularmente cuando peleó con López Obrador la candidatura a la Presidencia en 2012. 

Lo que hizo ayer ha sido su movimiento más radical desde que está en Morena. En lugar de que lo anden señalando las corcholatas y la dirección del partido, sería oportuno y necesario que se investigara hasta dónde el aparato de gobierno está jugando en favor de Claudia. No hacerlo terminaría por darle la razón a Ebrard y colocaría lo que parece ser la inminente candidatura de la exjefa de Gobierno de la capital en entredicho. 

Pero también es necesario que Marcelo compruebe sus dichos. Señalar las empresas encuestadoras sólo porque no le son favorables lo coloca como un mal perdedor y que sean búscate un pretexto. Al igual que quienes lo señalan está obligado a poner las pruebas de sus dichos sobre la mesa, desde mañana tendría que hacerlo porque esta mañana de seguro le contestarán. 

A Morena se le está complicando el proceso. El excanciller no sólo representa una competencia real con quien desde el principio ha sido vista como la corcholata favorita, también es un personaje que abre espacios en la sociedad más allá del partido. 

Por más que haya jurado lealtad eterna, es evidente que si no encuentra lo que considera legalidad y equilibrio no sería extraño que se hiciera a un lado, lo cual colocaría al Presidente en un escenario quizá imprevisto. No dudamos que siendo López Obrador un animal político haya contemplado esta posibilidad, sobre todo, por los indicios que ha dado desde hace tiempo de lo que se interpreta como una simpatía hacia Claudia Sheinbaum. 

Lo que no puede hacer Ebrard es andar sólo con amenazas. Tiene que tomar decisiones, porque de lo contrario lo llevará a perder paulatinamente su credibilidad y ser sujeto de señalamientos que, a estas alturas, si vienen de la mañanera, adquieren una importante dimensión, sobre todo, entre los seguidores de Morena que no se puede dejar de considerar por ningún motivo que son millones, pasionales y rudos. 

Lo que ya sabe es que puede ser expulsado del “reino”, porque para el Presidente es claro aquello de que están conmigo o contra mí. 

Si bien López Obrador terminará gobernando a tope hasta el último día de su mandato, es claro que el proceso de Morena le va a quitar capacidad de maniobra, porque quien resulte ganador será su sucesor en defensa de la 4T, que es al final la base del lopezobradorismo. 

Para Ebrard, MC pareciera siempre ser una alternativa. Su estrecha relación con Dante Delgado lleva a la posibilidad de que tenga la puerta abierta en el partido. Además, pareciera que MC lo vería con buenos ojos y podría ayudarle a hacerse a un lado, de una vez por todas, de las presiones de una alianza con el Frente Amplio. 

En la mayoría de las encuestas no hay indicios de que Ebrard vaya adelante. No se descartan sorpresas, pero por ahora el excanciller da la impresión que está buscando caminos de salida. 

RESQUICIOS.

Se argumenta que la mañanera había terminado, pero una revisión detallada evidencia que se le cuestionó al Presidente sobre “Lagos de Moreno”. Los tuits en defensa del mandatario quieren dar otra versión del “no oigo”, que le dio tiempo hasta para contar un “chiste”; de que escuchó “Lagos de Morena”, lo escuchó.