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Josefina Vázquez Mota

Déjame morir, papá

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota
Por:

“Mi hijo ocupaba un medicamento; no lo hubo tres semanas y perdió tres sesiones de quimioterapia. El cáncer avanzó y hoy es legalmente ciego. Perdió la vista y ahorita tiene posible metástasis.

No hemos tenido una solución real. Hemos tenido pláticas con Gobernación y el secretario de Salud. Hemos sufrido acoso y, de alguna forma, hemos arriesgado incluso la vida, pero aun así, aquí seguimos. Mi hijo me da el valor para seguir en esta lucha”.

Es el testimonio de Luis Fernando, padre de un niño diagnosticado con cáncer retinoblastoma que ha perdido la vista, y que denunció respecto al desabasto de medicinas que “ha empeorado bastante la vida de su hijo”.

En el marco de la Plática Digital “Consecuencias del Desabasto de Medicamentos Oncológicos en el Cáncer Infantil”, don Omar Hernández contó que desde 2016 acompaña a su hija en su proceso de sanación tras ser diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda y lleva cuatro años en tratamiento.

“En 2017 empezamos a vivir estos desabastos en el Hospital Infantil Federico Gómez y comenzó un miedo entre nosotros como padres. Empezamos a alzar la voz, a manifestarnos, a hacer del conocimiento de las autoridades lo que estábamos viviendo.

Han sido varios meses de comprar medicamento por fuera. Cuando más escasea el medicamento va subiendo como una subasta. En 2017 me tocó comprar un medicamento que antes me costaba mil 600 pesos, pero que por el desabasto lo llegué a comprar en casi cinco mil pesos”, detalló.

Agregó: “el desabasto, al igual que el incremento de precios, continúa. Y si antes había medicamentos que costaban entre ocho mil y diez mil pesos, hoy los padres los andan comprando en 20 mil y 30 mil. Es difícil para nosotros como padres de familia soportar esta enfermedad con nuestros hijos. Y que ellos lo único que quieran es vivir y luchar por este tratamiento”.

“Le hacen un daño psicológico al paciente. Ellos dependen de su estado emocional, igual que muchos padres de familia. Es fundamental que una niña o un niño con cáncer tenga un estado emocional a 70%. Pero si llega al hospital y no hay medicamentos, le causa un daño psicológico”.

“Es realmente triste escuchar las frases de los hijos de varios padres de familia, donde los les dicen que ya no luchen por ellos, que ya se den por vencidos, y que mejor luchen por sus hermanos. Incluso les dicen que ya los dejen morir y que sigan al frente de los hermanos”, refiere don Omar.

Y concluye: “Muchos niños lo único que quieren es vivir. Lo único que quieren es ir a su casa. Ellos quieren ser felices”.

El desaliento de estos padres al no encontrar medicamentos para sus hijos implica el riesgo de no alargar las vidas de las niñas y niños con cáncer. Causa un estrés en las familias que termina en muchos de los casos en el rompimiento de parejas o, peor aún, en el abandono de las niñas y los niños por sus padres o madres. Parece simple, pero para estos padres, un medicamento no sólo salva la vida de sus hijos, sino a toda una familia.