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Anne Carson, la belleza del fragmento

ENTREPARÉNTESIS

JULIO TRUJILLO
Por:
  • Julio Trujillo

Ayer cumplió setenta años Anne Carson, y apenas hace unos días le concedieron el Premio Princesa de Asturias de las Letras, merecido reconocimiento a una escritura original, casi intransigente. En no muchos años, ha pasado de ser un delicioso secreto a ser muy conocida, tal vez por esa misma obstinación, tal vez porque ha sabido, para decirlo en nuestra jerga, tropicalizar el mundo arcaico y compartírnoslo, y seguramente porque es muy inteligente. Ya he escrito sobre ella en otras ocasiones y abundarán textos al respecto. A mí me gusta pensarla, más que como poeta, como nadadora, como boxeadora, como amante de los volcanes y como un ser humano con botas vaqueras rojas. Para celebrarla, prefiero darle la voz con algunos fragmentos que elegí de aquí y de allá. Tiene la palabra:

-Como el sexo, la luz no es una pregunta hasta que te encuentras en la oscuridad.

-La belleza me desespera. Ya no me importa por qué, sólo quiero escapar. Cuando veo la ciudad de París anhelo rodearla con las piernas. Cuando te veo bailar hay una inmensidad desalmada como la de un marinero en un océano en calma absoluta. Toda la noche florecen en mí deseos redondos como duraznos, ya no recolecto lo que cae.

-¿Te puedes puntuar como el silencio? Verás tus bordes recortados, de vuelta a un mundo de otra naturaleza —de vuelta al verdadero vacío, dirían algunos. Bueno, mi opinión es que somos objetos en un viento que se detuvo.

-Ya es demasiado tarde cuando despiertas adentro de una pregunta.

-¿Cuál es la conversación de los amantes? Comparada con el habla común, es como el pan a las piedras.

-Es un secreto a voces, entre peregrinos y otros teóricos de esta vida viajera, que te vuelves adicto al horizonte.

-La niebla inventa a la imaginación.

- Los retóricos latinos traducen la palabra griega eironia como dissimulatio, que significa “máscara”. Después de todo, ¿por qué estudiar el pasado? Tal vez porque deseas repetirlo. Y con el tiempo (advierte Safo) nuestra máscara se convierte en nuestro rostro.

-No me gusta pensar sobre mí, no me gusta pensar sobre quién soy. Es como tomar conciencia de tu propio caminar. Acabas tropezando.

-Nunca he podido pensar sin pensar en mí misma pensando.

-Una página con un poema es menos atractiva que una página con un poema y una mancha de té.

-Uno de esos momentos que es lo opuesto a la ceguera.

-Le doy crédito a Dios por el sentido común de dudar de mí.

-¿Quién desea lo que no se ha ido? Nadie.

-Tu ausencia de la sintaxis de mi vida no es un hecho que pueda cambiarse con un texto.

-Al escribir sobre el deseo, los poetas arcaicos formaban triángulos con sus palabras.

-Las personas a las que amamos nunca son exactamente como las deseamos. Los dos symbola nunca encajan a la perfección: Eros está en medio.

-El deseo perfecto es el impasse perfecto.

-Ningún profeta, ni sanador, ni poeta, podría practicar su arte sin haber perdido la razón, dice Sócrates.

-Safo entra en éxtasis. Esta es la condición llamada ekstasis, literalmente “estar fuera de sí”, una condición considerada por los griegos como típica de personas locas, genios y amantes, y adscrita a los poetas por Aristóteles.

-El amor hace que el ser se atreva a abandonarse, a entrar en la pobreza.