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Una lista sin vértigo

ENTREPARÉNTESIS

Julio Trujillo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

En días recientes, el New York Times publicó, de manera gradual y un tanto dramática, una lista con los cien “mejores” libros en lo que va del siglo XXI. Para ello, convocó a “cientos de novelistas, ensayistas, académicos, redactores, periodistas, críticos, editores, poetas, traductores, libreros, bibliotecarios y otras luminarias literarias”, con un poco de ayuda de la redacción del New York Times Book Review.

Ellos mismos han definido el ejercicio como “un primer intento para determinar los libros más importantes, más influyentes de la época”. Cada encuestado pudo determinar con libertad qué considera como “mejor”, tal vez sencillamente “favorito”, o acaso libros que perdurarán durante generaciones. La única regla fue que los libros elegidos tenían que haber sido publicados en Estados Unidos, en inglés, a partir de enero del 2000. Se podían elegir traducciones.

Como toda lista de interés, ésta es necesariamente polémica e incompleta. Hay que advertir que, más que un intento de proyectar un canon, es una serie que señala gustos y preferencias personales, a veces hasta caprichos. Aun así, uno, tal vez con cierta condescendencia, hubiera creído que el NYT (y sus 503 encuestados) era un faro del cosmopolitismo y la pluralidad de nuestro mundo, pero su lista es preocupantemente provinciana y estrecha de miras. De esos cien libros, sólo cuatro fueron escritos originalmente en español, por tres autores: Roberto Bolaño con 2666 en el número seis de la lista, Bolaño otra vez con Los detectives salvajes en el número 38, Fernanda Melchor con Temporada de huracanes en el número 82 y finalmente Benjamín Labatut con Un verdor terrible en el número 83. Es cierto que el número uno es otra traducción, La amiga estupenda, de la tetralogía de Nápoles de Elena Ferrante, pero la apabullante mayoría son libros locales, estadounidenses, y con temáticas también locales. A este primer problema de óptica se debe añadir la terrible ausencia de otros géneros literarios, además de la novela y lo que en la anglosfera llaman “no-ficción”. Según mi conteo, de los cien libros, 65 son novelas, 17 son ensayos, siete son libros de relatos, seis son memorias, hay dos novelas gráficas, un libro de crónicas, una biografía y un libro de poemas.

¡Un libro de poemas! ¡Una biografía! Tal vez mis dos géneros literarios favoritos languidecen en esta listucha. Por sólo detenerme en la poesía, representada por Ciudadana. Una lírica estadounidense, de Claudia Rankine, me sorprende, pero no escandaliza, no ver ahí a Anne Carson, Seamus Heaney, Alice Oswald, Robin Robertson, Carol Anne Duffy, Sharon Olds, Eavan Boland, Ocean Vuong o Louise Gluck, por sólo mencionar a autores que escriben originalmente en inglés.

Y, ya que abrí la caja de pandora de mis propios gustos y subjetividad, me pregunto dónde quedaron narradores como Olga Tokarczuk, Javier Marías, Martin Amis, Karl Ove Knausgaard, Ariana Harwikz, César Aira… Éstos últimos dos ya son casos personalísimos y escasamente traducidos al inglés, es verdad, además de que alguien como Aira, con tanto libro publicado, no hubiera concentrado votos alrededor de un solo libro sino desperdigado las preferencias, como sucedió con Stephen King. Y, hablando de Stephen King, hay que anotar que también fue uno de los encuestados y que se incluyó a sí mismo en el top 10… ¡Aplausos! Así son las listas, polémicas, ridículas, ambiciosas, provocadoras.

Las listas nos gustan porque, como dijo Umberto Eco, hacen que la infinitud sea comprensible y nos ofrecen una especie de orden dentro del caos. Ésta, en cualquier caso, es previsiblemente anglocéntrica y comercial.