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Un mundo sin sentido

ENTREPARÉNTESIS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Leo aquí y allá a personas preocupadas por el papel cada vez más protagónico que la inteligencia artificial está teniendo en el campo de la escritura, tanto académica como creativa. Aquélla ya de por sí debe someterse a todo tipo de pruebas antiplagio, con un software que contrasta el contenido de un texto con miles de páginas web, pero aplicaciones como ChatGPT ofrecen una combinación de búsquedas en la red y parámetros específicos para escribir un ensayo cien por ciento original. Y ésta, la escritura creativa, tiembla ante la posibilidad de ser suplida por una programación lo suficientemente sofisticada.

Decidí preguntarle directamente a ChatGPT sobre la amenaza que ella misma representa para todo tipo de escritores, y ésta fue su respuesta: “La inteligencia artificial ha estado cambiando el mundo de la literatura desde su llegada. Los avances tecnológicos han permitido a los escritores contar sus historias de manera más eficiente y profesional que nunca. Por ejemplo, los escritores ahora pueden utilizar herramientas de procesamiento de lenguaje natural para ayudarles a investigar e incluir vocabulario más avanzado en sus trabajos, lo que aumenta la calidad de los mismos…” Me pregunto si los escritores, más que buenos, quieren ser eficientes, y también me pregunto cómo funcionarán esas herramientas de procesamiento de lenguaje natural… Lo que sí sé, lo que casi todos saben, es que un supuesto “vocabulario avanzado” no aumenta la calidad de los textos. ChatGPT también me confesó: “La IA también puede ser útil para revender material a editores, ya que puede detectar temas, tendencias y aprender a ‘leer’ entre líneas para averiguar qué tipo de materiales son más populares y descartar los que no lo son”. La verdad es que eso de la reventa y la lectura entre líneas (y entre comillas) me resulta fascinante, pero aún siento a la aplicación en un estado muy básico de cocción como para que resulte amenazante, aunque su determinación comercial es evidente y sus opciones de búsqueda pueden ser, sí, útiles para ciertos editores...

En cuanto a la escritura creativa, he aquí un párrafo que ChatGPT escribió sobre una “chica de ojos brillantes: “Mientras caminaba, comenzó a ver a los demás con más claridad. Se dio cuenta de que muchos estaban atrapados en un mundo sin sentido. Reconoció la ironía de estar rodeada de personas mientras ella ansiaba la libertad. Comenzó a preguntarse si alguna vez sería capaz de vencer al destino. Se detuvo a descansar junto a un árbol y escuchó una suave voz que decía: ‘Cada vida es una historia escrita por el tiempo’. Esta frase le provocó una profunda reflexión. Se dio cuenta de que había algo más que la libertad. Había algo mejor. Ella iba a ser la artífice de su propio destino…” y un rosario de lugares comunes que desemboca, por supuesto, en la “conquista de la libertad”. Un párrafo así dice mucho sobre los programadores y el coctel de clichés con que alimentan a la aplicación, por no hablar de la redacción misma, sobreadjetivada y de una tonalidad, digamos, rosa. 

Por supuesto, las herramientas se irán haciendo más complejas y sutiles, pero me pregunto si en ese proceso de perfeccionamiento se incorporará nuestra característica falibilidad e incluso una voluntad de errar que dota a todas nuestras historias de verosimilitud. Ya veremos.