a

Joy vs Hate

ENFOQUE MANUAL

Laura Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Las campañas para la presidencia de Estados Unidos ya tienen nombres y apellidos en los dos partidos.

Sus compañeros de fórmula han sido seleccionados finalmente y Kamala Harris optó por el gobernador Tim Walz, y Donald Trump, quien lo hizo primero, con el senador J.D. Vance, ambos lados coincidiendo con la afinidad ideológica y hasta de personalidad con los candidatos.

Donald Trump, viejo lobo de mar y bien conocido por su mensaje de polarización a través del odio y la supremacía de nacer en un país como Estados Unidos, se instala en el ala radical frente al ala opuesta del contento, y de la electricidad que genera el buen humor y la emoción que puede o “debe resultar” a cualquier político que busque ser la máxima autoridad de su país.

Ya no solo se trata de asumirse liberal o conservador, es el cómo se lleva el mensaje para ser “un mejor” país en lo político, económico, social, salud y las relaciones internacionales.

Trump eligió al senador de Ohio J.D. Vance, un joven de 39 años, padre de familia, autor de un libro bestsellerdonde resalta la pobreza en la sociedad blanca y trabajadora de Estados Unidos.

Un portavoz del eco de Trump, de discursos que dividen y que señalan salvajemente a quien no es parte de esta “casta” blanca, como a los mexicanos, por ejemplo.

Harris recién presentó al gobernador Tim Walz, un personaje más afable, carismático, con buena respuesta entre la clase trabajadora y los jóvenes, esos que están en internet y las redes sociales.

Donald Trump.Foto: AP/Ben Gray
Kamala HarrisFoto: EFE/EPA/SARAH YENESEL

La recién presentación en la convención demócrata en Philadelphia de Walz, fue totalmente antagónica con la de los republicanos.

Si bien en ambas el público presente hondea banderas y alzan pancartas con sus colores y muy al estilo “gringo”, no cabe duda que al energía percibida con Harris y Walz fue otra.

Lo vimos, lo escuchamos y en las fotos queda pasmado mucho más que una simple percepción.

Bien dicen que a la hora de elegir tu compañero de batallas debe de ser alguien en quien confíes, con quien tengas un vínculo que supere únicamente lo laboral, y que estés seguro que no te hará daño.

Donald Trump y J.D. Vance podrán coincidir en la “supremacía” ideológica que les da por únicamente ser norteamericanos, pero no generan química positiva juntos.

Mire la primera foto en donde aparecen ambos, en las distintas fotografías de sus encuentros en distintas agencias, no hay momento de miradas que vinculen, no hay “confianza” física para estar cerca uno del otro.

Recordemos que Vance en algún momento consideró a Trump como el “Hitler” de Estados Unidos.

Es decir, no debería de ser alguien en quién confiar del todo y con ese rostro de Trump pareciera saberlo. El senador está allí por mera fórmula, para llegar a la calle, allí donde no entra un hombre millonario, inalcanzable e intocable.

Agrego como detalle, que los colores de la corbata también marcan una diferencia ideológica, aunque “coincidan” es una señal que también envía Vance a la explosividad del magnate y exPresidente.

En cambio, en el ala opuesta, Kamala y Walz, la química de esta fórmula se ve conectada. Las veces en que se miraron a los ojos, en que uno y el otro se apoyaban mientras le hablaban a la gente y cómo caminaban a la par, nos proyectan un ambiente 100% distinto.

Miren la foto, miren los cuerpos que aunque están separados, están bien tomados de las manos, las miradas y las sonrisas de reconocerse entre uno y otro, pero sobre todo en el proyecto de nación de Harris.

En cuestión de vestimenta, la tonalidad de los azules en su vestimenta es similar, cuidando que el más vivo lo tenga ella. Ambos en la misma línea y su equipo lo cuidó muy bien. Hombre+mujer en donde en realidad es mujer+hombre tiene que ser posicionado.

El cuerpo siempre comunica, y aquí el escenario se pinta muy claro entre el optimismo de que siempre se puede ser mejor, de esperanza al querer RE-unir un país que ha sido dividido y de le naturalidad de emociones que conlleva vivir en Estados Unidos, no SER de.

Mientras que del otro lado es el polarizar y seguir dividiendo, personajes y discursos que buscan destruir el llamado “sueño americano” y por supuesto, con ese cúmulo de emociones negativas y tergiversadas de lo que implica ser el presidente y vicepresidente de Estados Unidos.

En la simplicidad de los conceptos Joy vs Hate, los estadounidenses tendrán que decidir su presente y su futuro como sociedad.