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Leonardo Núñez González

Trump con coronavirus y la incertidumbre

EL ESPEJO

Leonardo Núñez GonzálezLa Razón de México
Por:

La semana pasada fue toda una montaña rusa en la política estadounidense. Comenzando por las revelaciones de The New York Times sobre los diez años que Trump no pagó impuestos sobre la renta y los dos años en que solamente pagó 750 dólares, pasando por el triste espectáculo del primer debate presidencial, hasta llegar a la nada sorprendente invasión del coronavirus a la Casa Blanca, todo parece juntarse para un cierre electoral dominado por la incertidumbre. 

Si no era suficiente con la preocupación alrededor de las múltiples declaraciones del presidente en las que ha puesto en entredicho su aceptación de los resultados electorales y no ha podido asegurar que no se declarará ganador si no ha concluido el conteo de votos la noche del 3 de noviembre (al punto que muchos analistas y académicos han tenido que poner sobre la mesa la posibilidad real de que Trump decida aferrarse al puesto), hoy se abre la ventana a las dudas sobre qué pasará ahora que el presidente está infectado por el coronavirus.

La especulación sobre el posible fallecimiento del presidente (entendible si se considera que Trump posee varios de los factores de riesgo más importantes, así como la rapidez entre el anuncio de su contagio y su traslado en helicóptero a un hospital) ha quedado de lado después del anuncio de que posiblemente este mismo lunes sea dado de alta. Sin embargo, persisten las dudas sobre si la enfermedad podría agravarse y su inclusión en la boleta tuviera que ser puesta en duda, e incluso si no es así, el periodo obligado de cuarentena y cuidado necesariamente afectará en su campaña electoral, que no queda claro si continuará siendo manejada con la irresponsabilidad que hoy ha permitido el contagio del presidente, así como de si los debates planificados para el 15 y 22 de octubre podrán llevarse a cabo.

Igualmente se abre la incertidumbre sobre cómo afectará el contagio del presidente y múltiples personas de su círculo cercano en el manejo de la pandemia. Después de meses de menospreciar los efectos de la enfermedad y hasta mofarse de los cuidados necesarios para evitar su propagación (como evidenció Trump al burlarse del uso de cubrebocas de Biden), la llegada del coronavirus a la Casa Blanca podría ayudar a sensibilizar sobre la importancia de tomarse en serio una enfermedad a la que no le importa la ideología de las personas; pero también podría ayudar a articular un mensaje totalmente opuesto, pues un Trump recuperado podría redoblar su discurso de que esta enfermedad no es tan grave y que la vida no puede parar por ella.

Prácticamente todas las encuestas muestran una clara ventaja de Biden, que en promedio aparece 8 puntos por arriba de Trump, pero hay que recordar que en el sistema estadounidense eso no garantiza la victoria, pues Trump aún puede perder el voto popular y ganar en el Colegio Electoral (los modelos de Nate Silver nos recuerdan que Trump puede ganar en 19 de 100 escenarios posibles). Después de la semana pasada, puede comenzar un camino cuesta arriba para Trump, pero con él hemos aprendido a esperar lo inesperado. La incertidumbre sigue creciendo.