a

Mauricio Flores

El AICM, como viejo guerrero, no se dobla

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

A sus más de 71 años , el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México espera un segundo aire a partir del 2024, cuando se instrumente un nuevo proyecto en el emplazamiento que actualmente ocupa, ya como parte del Grupo Casiopea formado por la Marina Armada de México, que encabeza el vicealmirante Rafael Ojeda; en junio entrante, el Gobierno de la CDMX va a entregar a la administración del vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño la reparación de cimentación en la Terminal 2. Se trata de una mejora accesoria, tal vez para sólo 10 años, pero que funcionará para un aeropuerto que se resiste a rendirse.

El AICM aguantó otra lluvia de cenizas del Popocatépetl al impactar varios cientos de vuelos en demerito de miles de viajeros; pero en coordinación con las aerolíneas y los Servicios de Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, que dirige Ricardo Torres Muela, se logró regularizar el servicio de aviación al ritmo en que se redujeron las fumarolas dirigidas hacia la capital.

Las cenizas, tormentas eléctricas, lluvias, vientos cruzados, eventos telúricos son parte de la natura de la zona oriente del Valle de México. Lo que no fue natural es que cuando acordó hacer la reparación de la Terminal 2 hubo altos funcionarios federales que propusieron detener las operaciones aéreas para trasladarlas –de manera artificial, sin la menor diligencia técnica– al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Ello, evidentemente, no sólo hubiese emproblemado severamente al equipo del general Isidoro Pastor con un traslado de golpe de 25 millones de viajeros anuales, sino que hubiese dislocado de manera incurable la conectividad aérea.

Obvio, no hubo tal traslado. El AICM moviliza 130 mil viajeros diarios en casi mil operaciones. El presupuesto para los próximos años es cercano a cinco mil millones de pesos para realizar una serie de mejoras de servicios y, por ahora, pese a todas sus deficiencias y fatigas es el eje aeroportuario del centro logístico aéreo nacional. Un guerrero viejo que se resiste a morir… y para el cual no hay todavía sucesor.

 La ruta del nearshoring. No se pierdan, el próximo lunes, la exposición que hará el presidente del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, Alberto de la Fuente, sobre los primeros datos y perspectivas que el grupo más selecto de empresas multinacionales hace sobre el impacto de la reubicación de inversión y procesos procedentes de Asia está teniendo en los diversos espacios de México. Lo que se puede decir, de entrada, es que el nearshoring está centrado hoy por hoy todavía en la ruta del TMEC, que poco ha permeado fuera de los territorios del norte y centro de México… a excepción de Yucatán, donde políticas públicas de larga data, pulidas y ampliadas durante la gestión de Mauricio Vila, le hacen la cuarta entidad con mayor generación de empleos.

Desaparece Insabi… ¿y las deudas? Esta semana quedó cancelado, casi a la callada, el fallido Instituto Nacional de Salud para el Bienestar que dirigió Juan Ferrer para provocar el desabasto de medicamentos e insumos médicos mas grave en la historia reciente del país. Lo que no se sabe aún, para terror de los proveedores de productos y servicios, es ¿quién se va a hacer cargo de una deuda superior a los 15 mil millones de pesos? Pero, igual de preocupante, es la interrogante de cuánto tiempo pasará para que el IMSS-Bienestar se vaya a hacer cargo de los servicios administrados por el Insabi.