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Mauricio Leyva

Réquiem para Jesús crucificado

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

…norma es la cruz de tolerancia, en todas las desventuras de la vida humana 

Fragmento de Réquiem para Jesús crucificado

El Réquiem para Jesús crucificado es una obra de Pietro Metastasio, poeta y libretista operístico cuya creación ha encontrado desde hace catorce años una magistral puesta en escena en México por parte de la maestra de generaciones Maricela Lara y la primera actriz de nuestro país Angélica Aragón, con un reparto de primera línea en el que destacan Ignacio Aranda, Roberto D’Amico, Luis Notni, Alexis Mariscano, Janis Sonash, Libertad Romero y Jorge Fajardo.

Escrita en versos alejandrinos la obra que originalmente en italiano se llama La muerte de Jesús fue hallada por la maestra Maricela Lara en uno de los ejemplares de colección de la revista Renacimiento que fundó y coordinó el maestro Ignacio Manuel Altamirano en la época de la Reforma. En el testimonio que ha brindado la directora Maricela Lara para esta columna encontramos lo siguiente: Leyendo el Renacimiento encontré la traducción del doctor Manuel Peredo, poeta y crítico de arte, quien había traducido de manera espléndida el verso de Metastasio. Lo primero que me atrae es la referencia a los colores del cielo de elementos místicos; lo segundo son los personajes: Pedro, María Magdalena, José de Arimatea y Juan; lo tercero es que se refiere a un pasaje poco estudiado: las horas siguientes a la muerte de Jesús.

En la dramaturgia se proyecta el duelo y la confrontación humana de las cuatro personas que estuvieron acompañando el cuerpo de Jesucristo, quienes vivieron la muerte de su maestro cuando se creía que ésta había sido definitiva para un dios que hasta esas horas debía de haber sido eterno. Uno de los personajes interpretados por la sensacional Angélica Aragón es el que ha sido considerado por algunos evangelios como el “apóstol de los apósteles” y que para una obra del siglo XVIII sorprende, nos referimos a María Magdalena. El cuestionamiento de ella hacia lo que ocurre en esas primeras horas es estremecedor en los versos de Metastasio: ¡hay Juan! Lo perdimos todo cuando murió y abandonados y dispersos nos deja/ solos entre la impía gente sin consejeros y sin guía. No conoce el sendero la errante planta nuestra/ ni en el cielo nos muestra ninguna estrella su fulgor. Bogamos cual sin timón el navegante/ y vamos cual la perdida oveja que del pastor se aleja.

El Réquiem para Jesús crucificado muestra los momentos de cuestionamientos más duros del hombre y de la mujer ante la pérdida del amigo, del mentor. Entre ellos como lo es el caso de Pedro (Ignacio Aranda), está quien lo negó y son en él inevitables los arrepentimientos. Es una muestra importante de la complejidad humana, pero también de la esperanza y la fe por creer que ante la tragedia algo bueno puede venir.