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Montserrat Salomón

China busca libertad

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Algo sumamente inusual está sucediendo en la China de Xi Jinping, el pueblo ha empezado a manifestarse en su contra públicamente e incluso ha habido individuos tan osados que han pedido su renuncia. Han sido varios brotes de protesta en los últimos días. Tímidos, poco concurridos, pero valientes y en aumento. Parecería que esto es un evento poco noticioso, pero considerando la estricta censura y el control férreo que tiene el gobierno chino sobre sus ciudadanos, es tremendamente significativo que empiece a haber grietas en el sistema.

El centro del descontento es la estricta política Covid cero que pesa sobre los ciudadanos desde el 2020. China probablemente sea el único país que actualmente mantiene políticas severas de aislamiento y confinamiento forzado ante la presencia de algún brote de contagio. Esto, aunado a la falta de libertades y las condiciones precarias de los trabajadores, ha provocado escenas apocalípticas en donde las fábricas se han convertido en centros de detención con condiciones deplorables en las que los trabajadores son confinados para detener los contagios.

Estas medidas pueden ser ciertamente eficaces, mas muestran que en China el respeto a la libertad personal es algo que está lejos de suceder. Además, en gran medida el gobierno ha tenido que recurrir a estas políticas extremas por la debilidad del sistema de salud, que se ha visto incapaz de manejar un alto número de contagios, por lo que la única carta que les queda es la prevención a cualquier costo.

A dos años de esta política de Covid 0, no sólo hay hartazgo, sino una afectación grave en la economía de las clases trabajadoras. Los constantes paros económicos están poniendo en jaque a la población más vulnerable. La gente no se siente protegida por su gobierno, se siente manipulada y abandonada. Son peones que pueden sacrificarse para no ponerle presión a un sistema de salud que no funciona. Son cartas intercambiables en el juego de las apariencias políticas que miran las tasas de mortalidad sin darle en profundo significado humano que hay detrás a la frialdad de los números.

China ha cambiado a pesar, incluso, de su gobierno. Los ciudadanos saben que en otros países se ha aprendido a convivir con el virus y que las medidas de prevención tienen un límite. Las pancartas en las que se lee: “No queremos pruebas PCR, queremos comer. No queremos encierros, queremos ser libres” tienen un sentido mucho más profundo que la crisis sanitaria del Covid 19, son muestra del profundo desgaste que la desigualdad y el abuso de autoridad ha provocado en la población. El gobierno de Xi tendrá que afrontar el descontento con la mirada atenta de la comunidad internacional sobre él. El mundo ha cambiado y China tendrá que cambiar con él.