a

Montserrat Salomón

Al rescate de la humanidad

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El 2024 será un año cargado de elecciones importantes. La Unión Europea renovará su presidencia y Parlamento. Ante esto, temas como la migración serán centrales en la toma de postura de los distintos candidatos y facciones.

El Mediterráneo se ha convertido en una monumental tumba en la que miles de osamentas descansan tras encontrar en sus aguas la muerte. Miles de migrantes provenientes de África y Oriente apuestan sus vidas al huir de los horrores de la guerra, la violencia, el crimen y el hambre. Son conscientes del peligro de entregarse a las redes criminales de tráfico de personas. Son conscientes del riesgo de abordar embarcaciones inseguras y sobrecargadas con sus hijos sobre sus piernas. Son conscientes de que están tentando a la muerte y aún así siguen adelante. Debemos tratar de imaginar la desesperación que sienten y el escenario imposible que dejan atrás para animarse a esta mortal aventura.

Europa cuenta con tratados internacionales que obligan a los países miembro a compartir la responsabilidad y a solidarizarse con las víctimas que califican como refugiados y tienen el derecho a ser auxiliados. Sin embargo, los países de primera línea, con frontera con el mar, suelen cargar con el peso del rescate, trámites y asilo. Esta disparidad provoca que muchas veces los rescates se eviten, esperando que sea una embarcación del país vecino la responsable del mismo. Esto trae consigo muertes innecesarias. Tragedias que deberían individualizarse, pero que, por ser tan numerosas, terminamos por englobarlas en cifras anónimas.

Europa debe reconocer que ha podido sobrevivir a su invierno demográfico gracias a la migración. Sin embargo, los discursos xenófobos que proliferan el terror de la teoría del remplazo poblacional siguen extendiendo el mito de que las poblaciones migrantes sólo se aprovechan de los bienes públicos como la sanidad y la educación, sin mencionar su enorme colaboración a la economía y su aportación tributaria, cuando se les permite trabajar legalmente.

Este tipo de discurso no tiene otro fundamento que el racismo. Europa no cuenta con un recambio generacional que le permita evitar el envejecimiento poblacional y mantener su cultura. Si no se abre a la migración, lo perderán todo. Es normal que quieran preservar lo suyo, pero ¿qué es lo que representa el ser francés, alemán o español? Si la teoría del reemplazo poblacional se centra en el color de piel, no es otra cosa que racismo.

Lo queramos o no, la cara del mundo está cambiando. Si queremos preservar lo más valioso de la cultura europea, centrado en valores como la libertad, la igualdad y la fraternidad, habría que replantearse la actitud que se tiene frente a las grandes necesidades humanitarias de la actualidad.