a

Financiar la educación

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

En medio de la renovación tecnológica de la educación y la cultura, la dotación de recursos para esas dos prioridades de cualquier Estado en el siglo XXI, se vuelve cada vez más apremiante y compleja. En América Latina y el Caribe se han vivido, en las últimas décadas, depresiones profundas en el financiamiento del trabajo educativo, científico y cultural.

Los recortes presupuestales y la aplicación de planes de austeridad no sólo han provenido de gobiernos neoliberales. También hemos visto cómo bajo liderazgos y proyectos políticos que presumen del rescate del Estado y la ampliación de derechos sociales, se contrae el gasto público de manera indiscriminada y se recurre a la improvisación de nuevas entidades de nivel superior con criterios más ideológicos que científicos.

De acuerdo con un estudio de Carlos Iván Moreno y Diego Cedillo, durante el gobierno de AMLO y la 4T, por ejemplo, el gasto en educación superior se redujo a 0.51% y el de ciencia y tecnología a 0.18% del PIB. Eso sucedió mientras se daba por superado el “periodo neoliberal” y se anunciaba el arribo del nuevo “humanismo mexicano”.

Ahora mismo, desde Argentina y Chile llegan noticias que ilustran muy bien los problemas educativos de la región. El presidente Javier Milei está amenazando con vetar la ley de financiamiento universitario del Congreso de Argentina, lo cual reafirma su compromiso libertario con la reducción del sector público y la postergación de un sistema estatal de educación superior de alta calidad.

Además de los diputados macristas de Propuesta Republicana (PRO), Milei necesitaría unos pocos más para detener la nueva ley, que intenta recuperar los medios universitarios argentinos, que han visto contraídos sus ingresos en casi 30% desde la llegada del nuevo presidente a la Casa Rosada. De lograr el veto, el malestar del sector educativo argentino, que se ha visto en las calles con marchas de más de 300 000 personas, crecerá.

En Chile, el gobierno de izquierda que encabeza Gabriel Boric, tan vapuleado por los medios del flanco bolivariano, trata de poner fin al Crédito con Aval del Estado (CAE) por medio de una nueva ley de financiamiento educativo y condonación de deudas, contraídas por los estudiantes y sus familias con esa entidad. El nuevo sistema, propuesto por Boric, se llama Financiamiento Estudiantil Solidario (FES) y trata de reducir costos inmediatos para el ingreso escolar y facilitar mecanismos de acceso al mercado laboral de los recién graduados.

Las dos escenas del Cono Sur no podrían ser más contrastantes: mientras Milei busca dinamitar el sistema educativo argentino, Boric trata de superar la onerosa deuda estudiantil chilena. En el fondo, ambos países, como tantos otros latinoamericanos y caribeños, se enfrentan al mismo viejo problema: el colapso de un modelo tacaño de gasto público en educación básica y superior, ciencias y artes, que ya pasa factura en la era de la revolución tecnológica.