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Rodrigo López San Martín

Hasta cuando aguantar a Lopez Gatell

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín
Por:

A lo largo de su trayectoria, el presidente Andrés Manuel López Obrador siempre ha sido reconocido como un gran comunicador. Pero al mismo tiempo, como un gran acaparador del micrófono.

Pocas veces cede, voluntariamente, el escenario para que otro más luzca. Mucho menos, para que alguien más lleve el control de la narrativa.

Pero desde hace meses, decidió hacerlo en todo lo relacionado a la pandemia con el subsecretario Hugo López Gatell.

Durante un tiempo, muchos creímos que Gatell, para AMLO, era un pararayos. Alguien que recibiera los cuestionamientos y señalamientos frente a una amenaza de alcance desconocido.

Y así lo ha fue por meses. En una arrogancia excesiva, Gatell se dedicó a dar pronósticos alegres y a contravenir las recomendaciones de las autoridades internacionales, como la propia Organización Mundial de la Salud, como el uso de cubrebocas y la aplicación masiva de pruebas para detectar el Covid 19.

Ahora, incluso dentro de Morena y los aliados obradoristas, el subsecretario ha sido atacado y criticado por sus ya evidentes errores. Conforme más se alejó de lo técnico y quiso entrar al juego político, el vocero se desgastó. Y es momento de que el presidente entienda que ya no le hace bien a su gobierno.

Hoy, el subsecretario ya no es útil en su función. Ya no es creíble para la mayoría de los ciudadanos y ya no es respetado entre los expertos que día y noche lo desacreditan en medios de comunicación.

Por eso, llegó el momento de que López Obrador decida el alcance que tendrá la pandemia en el legado de su Cuarta Transformación.

Es indudable que el 2020 será recordado como el año que el Coronavirus paró el mundo entero. Y las consecuencias económicas seguirán presentes por un largo periodo más.

Pero si AMLO quiere que su administración sea recordada como algo más que la que gestionó mal la pandemia y maximizó con ello los efectos posteriores, es momento de hacer un viraje. Y para ello, el primer paso es alejar a la figura de López Gatell del gobierno y su narrativa.

El presidente ha dicho por meses que él ha puesto en manos de los expertos el manejo de la crisis sanitaria. Eso le da la oportunidad de tener una salida digna hacia un cambio. Aceptar que se equivocó en quien puso al frente de la

emergencia, es mucho mejor que terminar aceptando, después, que erró directamente en todo el manejo de la pandemia.

La llegada de una voz fresca, con un discurso más alineado a la normativa internacional, permitiría justificar los ya ineludibles cambios en el manejo de la crisis. Y construir un nuevo colchón en la paciencia de los mexicanos frente a un problema que, parece, está apenas llegando a su máxima gravedad y no parece tener un final próximo.