El pasado 2 de julio, Tamíris Muzini y Douglas Robert se casaron en la ciudad de Vila Velha, en la costa sureste de Brasil, ese mismo día su pequeña familia de dos creció para ser tres, ya que un perrito irrumpió en la celebración y la pareja decidió adoptarlo. Cuando la novia llegó a la iglesia donde se celebraría su boda, vio a un perro callejero mezclándose entre los invitados reunidos, la aparición del lomito allí fue aleatoria, pero para ella, era el mejor intruso de boda. "Antes de que comenzara la ceremonia, (el perro) entró en la iglesia y subió directamente las escaleras, donde se encontró con el novio y los invitados", dijo Muzini. Luego, el perro bajó las escaleras y se tumbó justo afuera de la puerta de la iglesia. "Se quedó allí, esperando que yo entrara”, agregó. Cuando los amigos y familiares de los novios voltearon para verla caminar por el pasillo, quedaron encantados al ver al perro haciendo lo mismo. "Todos estaban encantados con él porque es muy lindo y estaba súper cómodo allí", recuerda. El resto de la ceremonia, el perro esperó por los novios afuera de la iglesia y cuando terminó, movía la cola emocionado a que Muzini y Robert se acercaran para acariciarlo. La escena conmovió a los recién casados, pero mezclado con lo que parecían buenos deseos del perro, había otro mensaje del corazón . "Cuando nos saludó al final, era como si dijera 'Llévame a casa. Llévame'", dijo Muzini. Así fue como oficialmente llegó el nuevo integrante de la familia. Todos los invitados comenzaron a llamarlo "Caramelo", pero su nombre completo es "Caramelo de Jesús" porque "sin duda, nos lo envió Dios. Fue surrealista e inexplicable”, dijo la mujer.