Eduardo H. G.

A veces uno tiene que tocar fondo para reflexionar mejor las cosas o, al menos, para verlas desde otro ángulo, como Eduardo H. G. en esta crónica, que inicia preguntándose si no habrá dado ya “el teporochazo”. Sin temor a ser ligeramente escatológico y, sobre todo, sin miedo a reírse de sí mismo, nos cuenta —con voz desenfadada cómo fue perder el conocimiento por una borrachera que no se presumía de esa magnitud. En esta historia, hasta los problemas de salud que acarrea la dipsomanía cobran un inesperado tinte jocoso.

El abismo etílico y las lagunas mentales

Juan Ponce

El ojo alegre del vedettismo mexicano

El rap, ritmo urbano de una potencia insólita como música y también como activismo, tiene raíces africanas y se asentó en Estados Unidos. ¿Cuándo llegó a México y conectó con jóvenes que lo oían en casetes? Ante la escasez de archivos, tres voces recuperan testimonios sobre esos años incipientes y de qué modo sus protagonistas —entre ellos, Claudio Yarto, El 4to del Tren, Sindicato del Terror y las raperas Vicky MC, Pollos Rudos y el colectivo Mujeres Trabajando— crearon los espacios, las redes para difundir su trabajo.

El trepidante origen del rap chilango

Las creencias y tradiciones de la santería tienen origen yoruba, es decir, africano. Desde hace décadas —y aun siglos—, la religión nacional de Cuba ha echado raíces tanto culturales como sociales en todos los estratos de nuestro país. Esta crónica narra la convivencia, en un edificio popular, de escépticos y también de fieles a Changó, Yemayá y Ochún; en particular, Eduardo H. G. da cuenta de un episodio perturbador que vivió en la colonia Merced Balbuena de la capital mexicana.

Muerte y sacrificios en la ciudad santera

Los valores convencionales, más las limitaciones económicas, han sido siempre favorables a la continuidad de la cultura oficial o tradicional. Sin embargo, esas fronteras han sido dinamitadas una y otra vez por movimientos de vanguardia que emergen como nuevas posibilidades expresivas, horizontes de sensibilidad inéditos, a menudo transgresores. Tal es el caso de un puñado de editoriales underground en la ciudad y el país, que han resistido toda adversidad, incluida la pandemia, hasta formar un catálogo de revistas y libros cuyos animadores principales se expresan en estas páginas, con una breve historia de sus propuestas sucias.

Los antihéroes que nos dieron grasa