Hizo de todo: fue boxeador, arriero, chofer y encantador de serpientes, cosechó naranjas, escribía poemas y le encantaba provocar. Nacido en Suiza y precursor del performance, huyó de Europa durante la Primera Guerra Mundial, para no ser reclutado; vino a México a trabajar, según él, en una mina de plata. Aquí estuvo esperando a Mina Loy, pintora, poeta y actriz inglesa, a quien había conocido en Nueva York y lo tenía loco de amor. A diario le escribía cartas desesperadas; aquí ofrecemos una muestra.
Cartas mexicanas de Arthur Cravan
Guillermo de la Mora Irigoyen