Revisitar un libro cimero varias décadas luego de su publicación invita a reflexiones puntuales, sobre las pulsiones que llevaron a gestarlo, las lecturas con las que en su momento dialogó, de qué modo nos interpela en la actualidad. Es el caso de este ensayo de Julieta García González sobre Crónica de la intervención (1982), de Juan García Ponce —a propósito de su fallecimiento, ocurrido hace 20 años—: la novela transparenta creencias estéticas, inquietudes filosóficas y la inagotable búsqueda estilística de su autor, además de abordar la matanza de Tlatelolco y sugerir una manera casi contemporánea de mirar a las mujeres
Sexo, filosofía: Juan García Ponce hoy
Julieta García González
“Me quedé desnuda sobre la cama, mirando por la ventana un punto fijo del cielo... La única realidad era que mi cuerpo pesaba de una manera terrible... Era una trampa dulce aquella extraña gravidez”, señala la protagonista de “Estío”, antes del giro final de la historia, sorprendente y sugerentísimo. En ese relato que abre el libro La señal (1965), con el que Inés Arredondo se dio a conocer, ya es toda ella potencia, secreto, transgresión. A 95 años de su nacimiento, Julieta García traza la evolución tanto de la mujer como de la escritora que abordó el mundo interior de sus personajes, casi siempre femeninos y en plenitud
Pequeño homenaje a Inés Arredondo
Julieta García González
Entre la multiplicidad de conductas humanas que nos acercan a los animales se encuentran el quejido y el grito. Es irracional aventar un chorro de voz porque nuestro equipo falló un gol regalado, cuando recibimos una noticia estupenda, si estamos en un concierto o si el pánico nos atenaza el cuerpo. Más aún, nuestro primer contacto con el mundo es a través de un alarido. Resulta imposible domesticarlo, porque su mecanismo responde a una historia que se pierde hace siglos. Julieta García González ensaya con (y juega alrededor de) ese gesto.
El mundo a través de un grito
Julieta García González
Mucho se ha escrito sobre cómo convierte la casa en su patio privado y a cada miembro de la familia, en juguete de su propiedad. Son inagotables la bibliografía, los tuits y pláticas de café que celebran la elegancia, el temperamento con que el gato se planta de cara a la vida. Julieta García González revisa tanto el hecho de que en Egipto fue considerado una deidad como su genealogía desde la antigüedad hasta el presente, y condimenta con historias personales sobre sus mascotas predilectas.
El pequeño dios felino
Julieta García González
El lenguaje, como discurso de poder, refleja las manifestaciones físicas de la violencia: la expresión verbal no sólonombra sino también induce, normaliza y magnifica su ejercicio. Las etiquetas al uso estigmatizan y promuevenel rechazo a todo lo que se aparte de la ideología dominante, mientras el insulto y el agravio peyorativo refuerzanla violencia que los origina, a la vez que degradan la discusión y la convivencia. De esta manera reproducenel ciclo inmemorial del dominio, el privilegio, la discriminación, el abuso, que marcan las relaciones de géneroy de las sociedades en su conjunto. A sus coordenadas dedicamos la edición de El Cultural que inicia con este ensayo notable.
Empatía, lenguaje y corrección política
Julieta García González