Stelvio es el nombre de un famoso paso de montaña en los Alpes, que se caracteriza por su gran elevación y un trazado lleno de curvas cerradas y complicadas, pero que fácilmente lo posicionan como una de esas carreteras por las que cualquiera medianamente entusiasta de los autos debe manejar al menos una vez en su vida; para muchos, incluso es la mejor de todas. Por su parte, las siglas QV son en realidad una acotación de Quadrifoglio, es decir, ese icónico emblema del trébol de cuatro hojas utilizado en los Alfas desde la década de 1920 y que a la postre se convirtió en un símbolo de deportividad en los modelos de la gama del fabricante italiano.
Estamos ante una camioneta cuyo nombre se inspira en una de las carreteras más increíbles para manejar que hay en el mundo. Bajo el cofre tenemos el mismo V6 de 2.9 litros biturbo que emplea el Giulia Quadrifoglio, un bloque con genética Ferrari que entrega la friolera de 505 hp y 443 lb-pie de torque administrados por una suave y refinada transmisión automática de 8 velocidades y que, a diferencia del sedán, envía la potencia a las cuatro esquinas vía un sofisticado sistema de tracción integral.
Por default, la Stelvio QV funciona como si fuera únicamente de tracción trasera, hasta que la electrónica detecta que es necesario aplicar torque en el eje frontal para evitar derrapes no deseados, el sistema es capaz de enviar hasta 60% del par al frente; asimismo, la suspensión es adaptativa, aunque hay que decir que la puesta a punto es más bien firme, aun en el modo Natural del selector DNA; es decir, la marcha va de dura a más dura.
Adentro, la Alfa Romeo Stelvio QV ofrece una experiencia virtualmente idéntica a la del Giulia Quadrifoglio, insertos en fibra de carbono en volante, consola central y tablero, asientos deportivos forrados en una combinación de cuero y alcántara crean a la perfección una atmósfera muy racing.
El espacio tanto en las plazas traseras como en la cajuela es más que suficiente y en ese sentido cumple a cabalidad como camioneta familiar.
La Stelvio QV transmite tanta confianza, que frecuentemente volteas a ver el velocímetro sólo para darte cuenta que vas muy por encima de los límites de velocidad permitidos. No por nada ostenta el récord de vuelta rápida en Nürburgring para SUVs.