Toyota 86 2019, un perfecto desafío

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Foto: larazondemexico

Aunque es posible entrar Nürburgring a bordo de cualquier auto sin importar la marca y modelo, no hay mejor manera de vivir la experiencia en el rey de los autódromos que con un automóvil deportivo, pero deportivo en toda la extensión de la palabra, es decir, que sea tracción trasera y con transmisión manual.

En esta era donde la mayoría de los autos deportivos y superautos emplean cajas automáticas, son pocos los ejemplares que disponen de tres pedales y uno de ellos es el Toyota 86. Con el estilo de un auto japonés, este modelo tiene todo lo que se busca en un pura sangre y es la posibilidad de tener el poder en las ruedas traseras y el control del motor cambiando las velocidades con la mano y el pie.

Cuando se está en un auto como el Toyota 86 y en una pista como Nürburgring, la potencia queda en segundo término debido a que lo que se busca es vivir la experiencia de ser el amo del tacómetro en este lugar icónico. Tal vez en próximas ocasiones la meta será hacer los mejores tiempos, pero en nuestra primera cita el objetivo era conocer cada una de las más de 70 curvas a lo largo de más de 21 km.

Pero bueno, el hecho de no tener como objetivo principal el cronómetro en esta visita al Infierno Verde, no significó que no presionáramos a fondo el pedal del acelerador al salir de las curvas para tomar una recta. A la enorme longitud y la cantidad de curvas a nuestro paso, esta pista es una especie de montaña rusa por la cantidad de elevaciones que hacen que existan curvas ciegas.

Aunque se trataba de track day, la enorme cantidad de automóviles en pista al mismo tiempo, hizo que las hot laps tuvieran un sabor especial puesto que había que ceder el paso a superautos alemanes e italianos que pasaban a más de 220 km/h. Claro está que esto no quiere decir que el Toyota 86 sea lento o mucho menos, sino que al enfrentarse a automóviles que valen cientos de miles de dólares no hay nada por hacer.

Al enfrentarse a modelos de su calibre, el Toyota 86 -con 205 hp y 156 libras-pie de torque- tiene todo para salir avante gracias a la sobresaliente relación peso/potencia que nace de su compacta carrocería y el poder del motor cuatro cilindros de 2.0 litros de aspiración normal.

A la par de esta capacidad de respuesta al presionar el acelerador, este coupé ofrece una excelente dinámica de conducción gracias al desempeño de la suspensión y la dirección. Todo esto junto con el trabajo de la suspensión y la dirección hacen que el automóvil tenga una agilidad sorprendente, algo que quedó más que comprobado al paso en cada una de las curvas de Nürburgring.

No obstante que la ingeniería ha rebasado a la capacidad de cualquier piloto experimentado cuando se trata de hacer los cambios de manera manual, no hay nada como poner a trabajar el pie izquierdo con el pedal del embrague y la mano derecha con la palanca de velocidades. Esto ya es muy raro de hacer en un deportivo, pero por suerte el 86 -con caja manual de seis velocidades- es uno de esos ejemplares que aún ofrece ese don que día a día está en extinción.

Aun cuando teníamos antecedentes del manejo del 86 por medio del Subaru BRZ, la experiencia con el modelo de Toyota fue fuera de serie, sobre todo por la locación que lejos de ser una pista, se trataba del autódromo más largo y exigente del mundo: Nürbürgring, el Infierno Verde. Esperemos que con la llegada del Supra a México, este deportivo abra el paso al arribo de este pequeño, pero poderoso auto.

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