GLE 63 S, para ir con la familia

5ece25dd1be42.jpeg
Foto: larazondemexico

La Mercedes-AMG GLE 63 S 2021 pertenece a la estirpe más longeva dentro de AMG, sus orígenes se remontan a 1999 cuando nació la ML 55, que llevaba bajo el cofre una mecánica V8 con 347 hp.

Hay varias novedades en el apartado técnico, la primera y más importante, se trata de la aplicación en un AMG del motor V8 de 4.0 litros biturbo con sistema Mild Hybrid de 48 volts, comparado con el V8 anterior.

La potencia se ubica en 603 hp y 627 lb-pie de torque, mientras que el sistema de 48 volts provee 21 hp y 184 lb-pie de torque. El EQ Boost, como Mercedes denomina a su sistema microhíbrido se encarga de numerosas funciones además de entregar potencia para aceleraciones.

La suspensión mantiene de forma automática la altura sin importar la carga que lleve. Aunque dependiendo del modo de conducción la altura también varía, por ejemplo cuando está seleccionado Comfort la suspensión es más elevada y se rebaja 10 mm automáticamente al alcanzar velocidades de 120 km/h en adelante y regresa a su posición original cuando cae la velocidad a 70 km/h.

La tracción es a las cuatro ruedas vía el sistema 4Matic+ que cuenta con distribución variable de torque y diferencial de derrape limitado. De manera natural, la potencia es enviada a las ruedas traseras, sin embargo, cuando es necesario un clutch controlado electrónicamente envía potencia al eje frontal de manera instantánea. La marcha engranada en la transmisión y la velocidad de rotación.

Por su parte, el sistema de frenos tenía que estar a la altura para detener un titán de 2.6 toneladas que puede acelerar de 0 – 100 km/h en 3.8 segundos. Para tales efectos, AMG dotó a la GLE 63 S de un sistema con discos de 400 mm y pinzas de seis pistones adelante, así como discos de 370 mm con pinzas de un solo pistón atrás.

El volante con inferior achatado va forrado en alcántara, aunque de manera opcional hay otro que cuenta con insertos en fibra de carbono. Hay dos nuevos mandos, del lado izquierdo del círculo central está un pequeño control con una minipantalla para seleccionar rápidamente alguna función de la conducción, como el sonido del escape, el ESP, o la dureza de la suspensión, es una especie de acceso directo desde el volante que es configurable.

Al otro lado, hay un mando circular desde donde se puede elegir el modo de manejo, el centro del botón es una pantalla que indica mediante una letra, el modo seleccionado, “S” es Sport, “S+” es Sport Plus, “C” Comfort y la banderita a cuadros es Race.

El MBUX con asistente virtual “Hey/Mercedes” y las inmensas pantallas gemelas de 12” están presentes, así como un Head Up display a color enorme y el navegador con realidad aumentada.

Es cierto que una gran cantidad de tecnologías, potencia y electrónica que posee, están ahí para lograr ese comportamiento tan deportivo aun cuando es tan grande y pesada. Es decir, no serían necesarios, si para empezar se tratara de un auto ligero y pequeño.

Dicho de otra forma, a Mercedes-AMG simplemente no le importó en absoluto la filosofía de Colin Chapman.

Acelerará con mucha fuerza, te pega al asiento con violencia y el sistema de tracción integral parece que hace magia poniendo efectivamente la potencia en el piso. La ruta elegida por la marca eran puras curvas, una tras otra y luego de conducir por algunos minutos, entendí por qué.

La GLE 63 S es capaz de plantarse, su capacidad de agarre que parece infinita y los frenos que se sienten incansables. Además, con un balanceo de la carrocería prácticamente nulo, potencia a raudales, así como una dirección rápida y precisa, en un instante te olvidas de la masa y altura que tiene.

El dato: El sistema de escape se encuentra ubicado en medio de la V para mejorar el flujo y proveer con mayor rapidez de aire a los turbocargadores twin-scroll.

Temas: