A1: divertido, atractivo y muy eficiente

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Audi presentó con el A1 una nueva plataforma de motores para el mismo. Hay tres opciones que van desde un tricilíndrico de 1.0 litros turbocargado para las versiones 30 Urban y 30 Cool. La versión intermedia es denominada 35 Ego, que es la que probamos, cuenta con un motor de 1.5 litros de cuatro cilindros turbocargado; y por último está la versión S40 Line, que porta un motor de cuatro cilindros de 2.0 litros, también turbocargado. Las potencia de los propulsores oscilan entre los 116, 150 y 200 hp

Todos los modelos portan una transmisión denominada S Tronic robotizada de doble embrague, con siete velocidades; a diferencia de la generación anterior, que se podía solicitar con una caja de cambios de accionamiento completamente manual.

Nuestro A1 de prueba es el intermedio, denominado A1 Sportback Ego S Tronic, con un motor de 150 caballos a disposición, con un precio de $484,900 pesos (MXN) y como ya hablé de dimensiones y de diseño, vámonos directamente a lo mejor de la prueb: el manejo.

Hace algunos años, hablar de una mecánica de 1.5 litros, conjugada con una potencia de 150 caballos, era simplemente impensable. Hoy gracias a la electrónica, metalurgia y nonotoleancias es posible tener motores muy pequeños; y gracias a la adición de un turbocompresor el funcionamiento es eficiente.

Al romper la inercia, prácticamente no hay un retardo en la entrega de poder. Si bien el A1 con motor 1.5 litros no es una bala en arranque hace su trabajo de una manera eficiente y cumplidora. La aceleración se gana de forma constante, sin ser súbita, es lineal en prácticamente toda la banda de revoluciones, la caja hace su trabajo de manera suave y si uno opta por hacer los cambios de forma manual la caja es rápida. Eso sí, del lado de la eficiencia de combustible, el A1 con motor 1.5 L resultó toda una revelación, pues en nuestra prueba de consumo mixto en condiciones reales nos entregó 15.9 km/l, quedando muy cerca de la cifra oficial de 16.96 km/l, y de paso logró uno de los mejores valores que hayamos obtenido para un auto no híbrido.

Algo que pensé que no me iba a satisfacer del todo era el tacto de la suspensión trasera, que se trata de un eje torsional, que si bien es menos comunicativo que una suspensión totalmente independiente, hace su trabajo de manera  correcta; habrá que someter al A1 a trazos en donde se comprometa mucho la suspensión con constantes transferencias de peso para ver si ese eje torsional está a la altura. Para uso normal cumple a cabalidad.

Lo primero que nos encontramos es la pantalla de 10 pulgadas que despliega el cuadro de instrumentos; una segunda de ocho pulgadas de accionamiento táctil es la encargada del sistema multimedia y la arquitectura del tablero, que combina plásticos rígidos y suaves con insertos color aluminio.

Se puede pedir (con un cargo extra) como opción una pantalla multimedia de 10 pulgadas con navegación con actualizaciones de tráfico, controles por voz y un sistema de audio Bang & Olufsen Premium Sound System con 11 bocinas y 560 watts

Los interiores = Business Class y Economy Class.

Una de las cosas más desconcertantes que encontré en el A1 son los interiores y por eso dejé este rubro al final. Las plazas delanteras están llenas de detalles de color, diferentes texturas y acentos de color, en donde nunca otra marca se ha atrevido a ponerlo, la visión periférica de los ocupantes está llena de detalles que ponen de buenas, es decir, es como viajar en Business Class.

Las plazas traseras son otra historia, como viajar en Economy Class, pues aquí no hay absolutamente NADA que sea un sinónimo de amenidad; no hay portavasos, no hay salidas de caudal de aire, no hay puertos USB; bueno, ni siquiera hay la misma calidad de materiales en los paneles de las puertas traseras, ya que todo el revestimiento es de plástico duro.

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